lunes, 7 de diciembre de 2009

DOS ROSAS PARA CIEN Y MAS RECETAS DE LA TRADICIONAL COMIDA GUIREÑA



0414 XXXXXXX es el celular de Rosa Bosch, maestra de la cocina pariana, conocedora profunda de la historia y autora, junto a su amiga Rosa Pagés y con la colaboración de su tío fallecido Juan Oreste Terius, del libro Cien y más recetas de la tradicional comida guireña.
Para mi es imposible estar más felíz pues Rosa me enamoró de esta tradición que yo practico con mi propia historia a cuestas. Todos los años la llamo para pedirle su receta de la torta de navidad, no porque no pueda copiarla, sino porque me gusta que me la diga. Tampoco es la única llamada que le hago. Antes o después de cada viaje a donde sea, con mi cocina portátil y los sabores de Paria en mi memoria y en mis manos, corroboro recetas, le pido alguna nueva, o le cuento cómo me fue.
Me han pasado cosas insólitas, como que llegara un sobrino de ella con años en el extranjero al restaurante donde yo cocinaba y me hiciera llamar para decirme..."esta sopa me llevó a mi niñez, a la casa de mis tías en Guiria"...y una de esas tìas era Rosa Bosch.
Cuando la conocí fui muchas veces a su casa, en unas conversas largas con doña Nuncia Terius, su mamá, su hermana Gladys, el tío y yo cual pepita preguntona queriendo saber en una tarde lo que es la tradición de esta familia.
Tengo muchas imágenes. Rosa hablando en patuá con un señor, Rosa bicicleteando la city, que es como la gente de Guiria llama a su ciudad. Rosa contando tantas historias de quién trajo las buganvillas, de sus antepasados catalanes, del orígen de costumbres y productos, de cómo se dora con azúcar el pollo del fricasé.
Este lunes 7 de diciembre fue fista para Guiria, no sólo por su santo sino porque esta hija querida de su ciudad brindó coguyón y mabí a quienes la acompañaron a ver nacer un libro que pasó por muchas gavetas hasta que la señora Bosch se decidió a publicarlo de su propio pecunio.
En las fotos, Rosa y su cocinera María Natividad López, y en la otra ella y yo en una de esas conversas en su casa.

NAVIDADES Y LANGOSTAS CON SABOR A PARIA EN CATAR



En la foto, Fernanda Camila, mi hija, Delia Planchez, prestada de la administración de Catar a la cocina, y mi hijo Andrés.
Otra vez preparo maletas, cavas, frascos, sabores y perolitos. Juan ha trabajado horrores para ayudarme a que todo esté listo. Mi hija Fernanda está contenta de ir a trabajar conmigo y yo más que ella. Esta vez Andrés no estará pues viaja a España. Nos hará mucha falta. Me encanta trabajar con mi familia.
Será la sexta vez que cocine en Catar. La tercera de este año y la última en Caracas antes de regresar a Río Caribe y quedarme cocinandito aquí, comiendo las hallacas de raya de Cecilia Guerrero y organizando el 22, cuando nos reunieromos todos los de la familia escogida...esos herman@s, sobrin@s, amig@s del alma que uno va escogiendo, o que lo escogen a uno, para hacerse familia por decisión.
Como llega Hortensia, maestra en el arte hallaquero, como estará Rigo, que las envuelve con su precisión de arquitecto, como estaremos Cristi, Juan, Fernanda, Alida, Claudio, Camila, Billy, irene, Mirabel, mi mami, Magaly, Luisa y todos los demás, haremos ponche crema, torta negra, dulce de lechoza, pan de jamón y de castañas con higos, además de todo lo que se nos ocurra para que los sabores de la Navidad y sus haceres no se nos olviden jamás.
Mientras, hago la lista de los HAYQUE, limpio las cavas para guardar todo, y los invito a Catar. Aquí la nota y el menú.

El 4 de noviembre arrancó la temporada de captura y comercialización de la langosta espinosa, Panulirus argus, de Los Testigos, un archipiélago conformado por siete islotes, al noreste de la Península de Paria.
Las islas más conocidas de este archipiélago son Conejo, Iguana y Testigo Grande. Si es amante de la naturaleza, trate de conocer este lugar, uno de los más hermosos de Venezuela. Julio a septiembre son los meses de mejor mar para viajar.
Por ahora, nos complace compartir con Uds. un producto fresco, que llegó vivo a nuestra cocina y que hemos preparado con los aromas de Paria, tratando de respetar el delicado sabor de la carne de la langosta.
También respetamos en nuestra compra la talla mínima recomendada y no adquirimos ejemplares aovados.

MENU DE CATAR
Sopas para calentar el alma

Coguyón de langosta
Con ajíes dulces de Oriente, esta sopa exuda aromas de la influencia francesa y de la India en Guiria

Chupe caribeño
Dados de auyama, ocumo blanco, papas, batatas, zanahorias, maíz, medalloncitos de langosta y dumplinas de queso de Clarines con cilantro

Entradas
Ensalada del Islote de la Francesa con langosta y piña
Medallones de langosta, mezclum de lechugas, media rebanada de piña asada
Salsa citrica suave

Ceviche de langosta
Trozos de langosta marinados con naranjas de Catuchal sobre camita de batatas
Aji dulce, célery, ciboulette

Langosta enamorada
Terrina de langosta arropada con zanahorias, confitura de ajies dulces, chips de yuca
y ensaladita navideña

Principales
Langosta testiguera grillada
con mantequilla de cilantro y aji dulce
con curry y chutney de piña
con picante de parchita

La langosta de Evelio González
Medallones tibios de langostas sobre crema de maiz, chocolate picante, crocantes de platano verde

Fricasé de langosta al modo de Santa Brito
Delicado guiso con aromas de charlotas, ají dulce, pimienta de guinea ´con bola de plátano dulce

Pelau de langosta en crema de coco, aromatizado con Solera Centenaria y regalito de chorizo y morcillas

Postre
Torta navideña de Rosa Bosch

Naranjas confitadas con helado de Chocolate Paria y Ron Carúpano

martes, 17 de noviembre de 2009

OTRA VEZ DE ASIATICA, PERO EN LAS MARIAS

Sabores de Asia al modo de aquí
Entre junio y agosto de este año, como conté hace rato, visité parte del sureste asiático con un festival llamado Sabores de Venezuela al modo de aquí. Me invitó mi amigo Manuel Guzmán, embajador de Venezuela en Malasia y Tailandia, vegetariano, padre de dos chicas y dos chicos hermosos, esposo de Nathalie, y hermano mío por parte de Pedro Chacín, ausencia que a los dos áun nos duele.
“Aquí” fueron cinco destinos diferentes: Kuala Lumpur, Bali, Singapur, Bangkok y Yakarta, y aunque el menú fue bastante similar en todas partes, no siempre conseguí los mismísimos ingredientes para cocinar, así que los matices cambiaron en cada lugar… pero en todos fue cocina venezolana y gustó.
En mi maleta solo cupo ají dulce, pimienta de guinea y sarrapia, chocolate, kumache y una botellas del mejor ron carupanero. Y a 18.000 kms de distancia de mi casa entendí que hay mas similitudes que diferencias, que los ingredientes y la generosidad nos hermanan…. Que muchos productos de la tierra desdibujan las fronteras y que cuesta creer que hasta hace pocos cientos de años aquí no se conociera el mango, por decir algo… o que el maní, la lechoza, el maíz, algunos chiles, no existieran en Asia.
Compartí con cocineros y cocineras con el ingrediente y el fuego como lenguaje común. Recorrí mercados enormes donde vendían todo vivo. Sucumbí ante el arte de esculpir frutas y creí entender que la laboriosidad de nuestra cocina tiene mucho de eso que llamamos “paciencia china”.
Comí grillos y murciélagos, fruta fresca con roya, una pasta agridulce que entre otros ingredientes tiene camarones secos y molidos; disfruté un helado de durian, fruta que huele como a queso pasado, y otras cosas raras para mí. A ellos les pareció fascinante el guiso de chucho, con pasitas, aceitunas y alcaparras, se despatarraron por la sopa a dos tiempos de aguacate y caraotas negras y comprendieron vía los tequeños por qué deliramos por el queso blanco fresco.
Los plátanos maduros fritos y los tostones causaron furor y la olleta de rabo los enloqueció. El vuelve a la vida también.
En todas partes fui dejando un rastro de ají dulce, onoto y la adicción suprema a nuestro cacao y nuestro chocolate.
Conseguí muchos platos que me recordaron la sazón de Guiria o Irapa. En una sencilla sopa de pato comprada en un mercado callejero flotaba, entre tallarines de arroz, una morcillita carupanera; en los mercados de Malasia, Indonesia y Tailandia venden papelón de azúcar de caña o de palma, gulan malaka, y quiero volver, entre otras sazones, para aprender a hacer sus maravillas de chips de yuca, ocumo, coco o batata.
Entendí como nunca que la Península de Paria es un crisol de sabores indígenas americanos, africanos, indios, europeos. Y que tiene un patrimonio gastronómico extenso, seductor, de sabor multicultural.
Con esta herencia y la nueva experiencia cociné en Catar algunos platos del sureste de Asia a la manera de acá. Este sábado estaré en Las Marías, agradecida una vez mas a la vida de recrear este patrimonio.

Entradas

Satay de calamares y macabi
Mini brochetas de calamares frescos y macabí o malacho, pescado poco conocido de textura sorprendente, macerado en hierbas y envuelto en hojitas de plátano

Satay de fricasé de pollo
Mini brocheta de trocitos de pollo dorados en leche de coco
Acompañados de un sambal de ají dulce ahumado y merey cumanés

De sangre carupanera
Timbalitos de morcilla sobre jalea de mango

Vuelve a la vida
Las conchas y maricos más frescos de San Antonio del Golfo, con vinagreta de ciruelita amarilla y jobo de la India

Cuajado de mejillones

SOPAS

Tom Yam, una sopa de pollo o camarones, clásica de la cocina tailandesa, aromatizada con malojillo y un jengibre alcanforado que se llama galangal. La de hoy es de camarones.

Coguyón de langosta
Versión guireña de la bouillabaise, con leche de coco y medallón de langosta testiguera

ENSALADAS

Som Tam casi vegetariano
Ensalada de papaya verde con maní, tomatitos cherry y un tris de picante

Pecal de Malasia
Vainitas, brotes de soya, pepinos y lisa ahumada al humo de guayaba

AIRE
Pollo al tamarindo
Hervido y macerado en especias, luego dorado con salsa de tamarindo

Fricasé de pollo receta de Rosa Bosch
Sellado con azúcar y leche de coco, un pollito sensual

TIERRA
Lawar balines
Lomo de cerdo y coco tierno son una ofrenda a los dioses de todas las religiones y a la fe de los hombres y mujeres del mundo

Rendang
Lo mas cercano a un tarkari, muy aromático y ligeramente picante

Lomito con chocolate y kumache
Tierno medallón de lomito con salsa de chocolate y kumache, salsa indígena de yare, ajíes y bachaco culón

MAR

Futre o mondeque en curry verde

Futre al estilo del múcuro en coco

Calamares rellenos Río Caribe Superior
Con camarones, maní y coco, sobre tinta y chocolate

Postres

Arroz con mango

Lapis de Java
Torta indonesia en capitas con helado de chocolate de Paria

Saborizados y Solera Centenaria de Ron Carúpano

lunes, 16 de noviembre de 2009

TRISTE Y FELIZ

Acabo de leer algo que escribió mi pronto doble colega Karina Pugh en su blog Paladar Inteligente. Fue a un restaurante a comer y le salió un tornillo en la pizza. A mi me cayó frutero esta semana cocinando en Catar cuando unas señoras que fueron dijeron por FB que lo que cociné con esmero no valía la pena. Me disculpé en er feisbuc con las señoras que no conozco y después se lo conté a mi amiga Valentinita llorando como una tonta de tanto pesar.
Total que en cuatro días servimos como mil comandas y estoy segura que alguien más se debe haber ido triste y desconsolado, insatisfecho, pero que otra andanada de gente se fue harta de placer.
Así nos pasa, como dice el dicho tan redicho: no somos monedita de oro y en la cocina y en la sala pasa de todo.
Cuando me entero salgo corriendo e invito el postre, el roncito carupanero, propongo otro plato y me tiembla el labio superior de furia y tristura. Asumo las responsabilidades que me tocan y las que no también.
Nada me hace más infelíz en la cocina que no poder dar el placer que quiero, que alguien piense que la comida pariana no es la maravilla que es. Me reviso yo y mis recetas, hablo con los mesoneros y mesoneras, tengo pesadillas y me olvido que a 998 personas le gustó mi cocina si hay dos a quienes no les gustó. Juro que no es por el ego (¿o estaré jurando en vano?) ... pero yo me creo que no, que quiero, necesito y sueño con un servicio tan impecable como la cocina que intentamos.

sábado, 17 de octubre de 2009

ALIMENTO DE ALMA Y CUERPO EN KUALA LUMPUR




Kuala Lumpur fue mi primera pisada en el sureste asiático y no pudo ser mejor. Cociné en The Westin, con un maravilloso equipo malasio, como parte de la celebración de una semana dedicada a Venezuela en Malasia.
Mis anfitriones fueron Manuel Guzmán, con quien me une el oficio de periodista y un amor inextinguible por Pedro Chacín, su esposa Nathaly Nuñez, embajadora innata de la sensibilidad venezolana, y un equipo de gente de aquí y de allá totalmente comprometido con su trabajo.
Logré escapar de la cocina una noche para escuchar a Natty leer la traducción que la propia Mharía hizo de dos de sus poemas. Poetas de aquí y de allá, platos de aquí con los ingredientes de allá. ¿Qué es eso de las fronteras? La única que me gusta es una marca de vinos de Chile, de precio aún solidario.

MHARÍA VÁZQUEZ BENARROCH

LA MUERTE ES UN HÁBITO COMÚN /THE DEATH THIS COMMON HABIT

In my city
the women we take care of the strict loyalty of our husbands
speak about the mode and of the love
we collect without hope kitchen recipes
in which the sex and the tenderness were
including all the kindness
every hour the clock marks his hour of cruelty every night
continuously the routine stretches the sheets of the collective death
while I destroy your name
in this agonizing habit of doing the love in another body


TRABAJOS DE LA LLUVIA / WORKS OF THE RAIN



The rain falls down
and one gathers to the world sideward

shipwreck of feet water that drags stubbornly
the closed meat of the silence
the gray melancholy of Caracas city

the rain
splitting again

disarming the things
as fruits of a large tree
in the absurd and desperado time of the hours

rain equalizing everything
as a new and impersonal way of being God
unbasting this life in a draft
of which deep shadow
they will turn your eyes

martes, 22 de septiembre de 2009

Grand Champion Trophy at the Royal Melbourne Fine Food Awards






Ross Breadsell y Judy Fitzgerald son los dueños de Kuranda Candy Kitchen, una fábrica-tienda de rock-candy o caramelos hechos a mano en la que trabaja desde hace un par de años mi hijo Rodrigo, compañero de cocina durante parte del viaje que hice al sudeste asiático entre junio y agosto de este año.
Y justamente sobre ese tema, el viaje a Asia, era que planeaba escribir al retomar mi blog tan olvidado.
Pero qué va... Judy, Ross y Rodrigo están eufóricos porque acaban de ganar la medalla de oro como artesanos de los mejores caramelos de Australia en el Grand Champion Trophy del Royal Melbourne Fine Food Awards.
Entre el festival de Sabores de Venezuela en Singapur y el de Tailandia me tomé diez días para visitar a mis hijos, Fernanda y Rodrigo, y a su pareja, Gabriela, en Kuranda, un pueblo medio hippie entre bosques bastante tropicales al noreste australiano.
(Rodrigo y Gabriela son biólogos y Gabriela (Gusa) es una de las mujeres mas disciplinadas que conozco, capaz de pararse a las dos de las mañana todos los días para ir a monitorear a las ratas gigantes de cola blanca, objeto de su tesis).
Hice pocas cosas aparte de cocinarles y tratar de consentirlos pero casi todos los días visité a los carameleros porque quedé fascinada con este oficio que estaba descubriendo; cómo a punta de agua, azúcar, glucosa y calor salen estos caramelitos como de antaño, con figuras y nombres en su corazón azucarado.
Tengo absoluta conciencia de la importancia de la tecnología en todos los órdenes de la vida pero amo con desaforo muchas prácticas artesanales, no solo en la cocina. Es, como diría mi amigo Klauss Muller, la diferencia entre un mundo gris o plateado, y uno con todas las tonalidades verdes de la vida.
Para los carameleros australianos mi admiración por ese duro trabajo que a punta de músculos y calor llena de dulces sonrisas a turistas y locales. Si quieren saber mas, visiten www.kurandacandykitchen.com.
Para mi hijo, que está en la dulce espera, la admiración por su constancia. No es fácil hacer la misma cosa exactamente todos los días.

domingo, 28 de junio de 2009

MALACA

Los regalos de la vida me trajeron a Malaca.
Wikipedia dixit, La '''península de Malaca''' o '''península Malaya''', (también conocida como '''península de Kra''') (en malayo: Semenanjung Tanah Melayu) es un largo y estrecho apéndice del continente asiático, la mayor península del [[Sureste Asiático]] y también el punto más austral de [[Asia]]. Su punto más estrecho es el [[istmo de Kra]].

La costa suroeste esta separada de la isla de [[Sumatra]] por el [[estrecho de Malaca]]. Al este, en el [[mar de China]], descansa la isla de [[Borneo]]. La costa sur esta separada de la isla de [[Singapur]] por el estrecho de Johor, Singapur al ser una isla no es parte de la península Malaya. Políticamente está dividida en territorios pertenecientes a [[Birmania]], [[Tailandia]], [[Malasia]] y [[Singapur]]:

* El noroeste es la parte más al sur de [[Birmania]].
* La región central y el noreste es la parte del sur de [[Tailandia]].
* El sur es una parte de [[Malasia]] llamada Malasia Peninsular o Malasia Oeste (a veces confundida con la península en sí).

El término malayo "Tanah Melayu" es usado políticamente a veces para llamar a la unidad a los pueblos de la península bajo una sola nación malaya. Aunque esta unidad se consiguió con la creación de [[Malasia]], aun queda una mayoría de población malaya en la parte sur de [[Tailandia]], un área que formaba parte del reino malayo de Pattani. Existe además una minoría malaya en la isla de [[Singapur]], de población mayoritariamente china, la cual adquirieron los británicos ([[Thomas Stamford Raffles]]) del [[sultanato de Johor]] en [[1819]].

Ahora les cuento lo que veo y lo que leo.
En una placa colocada al bordel del río se lee que en esta ciudad se llegaron a hablar mas de 89 lenguas y dialectos y que fue y sigue siendo uno de los pasos comerciales mas importantes de la regiòn. Entiendo que fue colonia portuguesa y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco hace pocos años.... a mi, mas allá de estas explicaciones

jueves, 7 de mayo de 2009

RISOTADAS DE SABADO



No es fácil ir de Río Caribe a Caracas con frecuencia. Son unos 600 kms, muchos de hermosa carretera costanera; pero si sólo fuera eso, es organizar todo, apertrecharse, entonarse, reaprender, encontrar, prever.
Llego felíz a Caracas y a los pocos días se me atraviesa esta cosa de la calidad de vida y me siento felíz del lugar donde vivo, donde soy gente pese a las crecientes amenazas o premociones o augurios o temores. Les hago poco caso, es mi estrategia para despertar con ganas.
La comida es un punto importante de comunicación: desde cada lugar podemos establecer entendimientos, justicia, expresar la necesidad, contribuir. Rasar, descartar, votar, olvidar.
No se si crece la conciencia sobre los cambios que vienen. Pero están en el aire aunque no sepamos cómo hacer para aliviarlos; si siquiera queremos hacer eso.
Estas senasiones tienen un gusto, un color, una respuesta muy atada a la tierra y muy soñada. Son tiemposs de abandono premoritoria, otrra despedida; es aí.

jueves, 23 de abril de 2009

CACAO DE PUNTA A PUNTA EL 22 DE JUNIO

Cacao de punta a punta es el nombre de una cena-sueño que la gente de la Fundación Tierra y Viva y yo venimos inventando para recoger fondos para su proyecto de cacao orgánico y celebrar la cosecha sanjuanera de cacao.
Tierra Viva es una organización privada, no gubernamental, sin fines de lucro, fundada en 1992, que promueve y ejecuta proyectos de desarrollo sustentable. Desde el año 1997 ejecuta en el Municipio Ocumare Costa de Oro, estado Aragua, el proyecto Pittier: parque, hombre y cacao, cuyo objetivo principal ha sido enseñar a los productores de cacao prácticas agroecológicas para la producción de cacao orgánico, como una estrategia de desarrollo sustentable. De esta manera, los productores han logrado recuperar sus haciendas de cacao, conseguir mejores precios por ser un producto orgánico (únicos con certificación orgánica en el país), mientras son ambientalmente responsables con un recurso natural único, como lo es el parque nacional Henri Pittier.
La cena será en el Centro Cultural Trasnocho, en Paseo Las Mercedes, Caracas, gracias a la generosidad de María Fernanda Di Giaccobe, quien nos prestará la cocina de Soma, contactó a la gente de Cacao Música, e ideará uno de los platos del menú de degustación.
De Carúpano se vendrá Darwer Ozuna, de Dharma Restaurante, y también nos acompañará Nelson Méndez, de Biarritz.
Estamos armando el menú de degustación, buscando el altar para San Juan, nos faltan aún los rones, contactar otras empresas chocolateras, buscar el vino que nos va a donar la Cámara Venezolano-Italiana de Comercio, diseñar la tarjeta, y volvernos locas varias veces para que todo quede perfecto.
Llamen a Soliria a la Fundación al 0212 5766242 para reservar sus tarjetas. Cuando el menú este listo se los cuento.
San Juan es para la santería Oggún: - Patrono de los hierros (Alawarddé), de la guerra (Alere) y de los cortadores de caña (kulekó). - Lleva un machete y una saya de flecos vegetales llamada mariwó. - Sus colores son el morado, verde, rojo y negro. - Sincretiza con San Juan Bautista (Junio 24)

jueves, 26 de marzo de 2009

DESASTRE CON EL ANON Y SIN EXCUSAS

Me propuse escribir semanalmente y no lo he hecho. El lunes fui al mercado de Carúpano y compré anones pero no tuve la precaución de fotografiarlos. Quién sabe si habrá una próxima vez, son frutas de presencia errática.
No fui a la sección de pescados pues quedé petrificada un pasillo antes con el precio de los chaguacures, cincuenta el kilo.
Llegué a casa, pelé los anones, los licué y los puse a hacer mermelada pues soñaba hacer un hojaldre con masa de serrucho y anones. Lo que es no saber. Los anones quedaron incomibles, con lo que me costó conseguir el azúcar!!! Estaban amargos, espantosos. Que un físico-químico me explique. Yo me quedo con que no se pueden cocinar.
Ahora me tomo un descansito de hacer trufas con ron Solera, de Destilería Carúpano. Por algo soy cocinera y no pastelera. Otro desastre hacer trufas a 28 grados C, sin siquiera un ventilador.
Pero me digo que son aprendizajes.
Las trufas saben estupendo. Dejo para mañana unas saborizadas con ron de parchita.
No podré ir al taller de Karina en Caracas el domingo pues no hay vuelo tempranero y el sábado no puedo viajar, nuestra emisora de Río Caribe cumple siete años. Uso de razón.
Soñaba con una emisora montada en un barco y entiendo ahora que en tierra firme es un despropósito maravilloso que sigue al aire, pero no en el aire. Es parte de mi vida aquí, en comunidad.
Pedro Arenas aprendió con nosotros el oficio y ahora hace un programa en Puerto La Cruz. Juan Brito ya no vender cervezas pero hace un programa en Cataluña. También aprendió con nosotros. Ricardo es ahora camarógrafo, antes fue nuestro operador, y la emisora, Radio Tajalí para mi, y Radio Paria para todos, es una celebración con abrebocas, entrada, plato principal y postre. O más bien un menú de degustación donde cabemos todos. No todo ha sido tan malo esta semana. Nuestra voz está viva, desde Río Caribe.

lunes, 9 de marzo de 2009

SIEMPRE DIGO ESTA ES LA ULTIMA VEZ QUE VOY


Dos mil cuatrocientos kilómetros mas tarde regreso a casa felíz. Maracaibo es una ciudad de mis afectos por cosas de familia, por el lago, porque se cocina con coco, por los wayuu orgullosos, los yucpas y su cercanía a Colombia, por sus escritores y pintores, por el malaconducta de Humberto Márquez a quien tanto quiero, por la luz y el color. Y ahora porque conocí personas fantásticas que se preocupan por su identidad, por nuestra identidad, con alegría y compromiso. El 1er Congreso de Identidad Gastronómica-Expopimienta dejó a Ivette Franchi agotada, a sus cómplices Rita y Joyce también, a Johanna encantada y a quienes tuvimos la dicha de compartir ahí muy satisfechos y satisfechas de haber estado.
Fue un homenaje merecidísimo para Don Armando Scanonne en una cena que me permitió descubrir un plato que se llama "niño dormido" y que lo mejor del hicaco es la nuez que tiene dentro.
Las amigas de Ananke me enseñaron que hacen un producto de gran calidad porque ellas son grandes personas. Miguel Zoltan, su hijo Miguel Eugenio y su esposa Sandra ya son mis amigos, son tantas las exposiciones donde ellos están atentos a que todo funcione perfecto. Rafael De Gárate, del restaurante Babilonia en Lecherías llegó con su familia, Alejandra con su bebé para hacer desde Maracaibo su programa de radio con Freddy Muñoz. Johanna felíz con Beatricita. Hay familia.
Sumito Estevez habló con mucha realidad de lo que es ser cocinero e hizo una nota sobre el evento en su blog que me gustó mucho. Léanla. Victor Moreno padre hurgó en nuestra historia, Chucho Rojas hizo que Nelson Méndez descubriera que sus hormigas-limón van fantástico con nuestro chocolate... más allá de los nombres de quienes fuimos reconforta el alma que cada vez mas personas nos interesemos por nuestro sabor y hacer profundo.
A mi amiga Ingrid Seidel, de bombones Variquí en Barquisimeto, gracias por su solidaria compañía. Y a la gente de Ron Carúpano que encantó a quienes probaron su ron Solera Centenaria con un bomboncito de Chocolates Paria.MMMMMMMmmmmmm

lunes, 23 de febrero de 2009

AFRICA EN PARIA

VINIERON CON LAS LLUVIAS

Cuando nos mudamos a la Península de Paria, hace más de diez años, vivimos en San Juan de las Galdonas, un pueblo en el que llovía nueve meses al año, la luz se iba a cada rato, los vallenatos y la changa nos enloquecían y el narco-tráfico avanzaba a paso decidido, lo que no impedía que la llegada del tajalí fuera una fiesta que se anunciaba desde lejos por su olor.
La playa era una celebración de espadas sinuosas, dientes pelados, piel de lu-na que se raspaba al arreglar el pescado de modo que el aceite no salpicara cuando bailaba en el aceite hirviente. Cuando entraba tajalí nadie se quedaba sin comer.
La llegada de los mangos también la precedía la lluvia y puedo oler los frutos fermentados y lavados por esos días en los que sol y agua se alternan para hacer de la vida un baño de vapor barroco para tanto trópico. Los lairenes y las castañas también huelen a agua, igual que los camacutos y los cangrejos de río.
Cuando llueve nada se cocina igual, el tiempo pasa más lento y los alimentos se contagian de ritmo de bolero sin llegar nunca al barranco. Es tiempo de cala-lú.
Calalú es Caribe, es sopa, asopado y guiso. Dos carnes que se juntan lúbricas de coco, resbaladizas de quimbombó. El cogollo de la hoja del ocumo chino, cocido pues crudo quema, le da un tono difícil, verde oscuro. Es Africa en Amé-rica.
Andrea Salas Chacón, historiadora de la cocina del grupo gastronautas, refiere que “El calalú es utilizado en ciertas partes de ritos africanos. En Nigeria se le llama “soboyokotó”, que significa “que pone al marido robusto y fresco”.
Agrega que “en Cuba el Calalú se prepara con harina y carne de puerco. Se tiene como alimento de la divinidad de chango, el dios del rayo, trueno, amor, virilidad y de la música. En Haití recibe el nombre de calalú-gombo, es calalú de difuntos. Existe una sopa hecha de estas hierbas y otros ingredientes, y se consume como parte de una ceremonia en la vela de muertos. En las Antillas es muy común el “peper-pot” que lleva calalú. En las Islas de Guadalupe y Tri-nidad y Tobago le agregan okra (chimbombó)”.
Insisto en el buscador de Google y aparece Fragmentos de una cocina amoro-sa, donde su autor, Freddy Castillo, rector de la Universidad Experimental de Yaracuy (UNEY), evoca un fragmento del cuento Velando a pensamientos des-atados, de Gustavo Díaz Solís, escritor nacido en Guiria.
“El padre relata nuevamente una historia de violencia que no termina nunca y la sopa, como era de esperarse, se enfría, pero también, como siempre, está sa-brosísima. Y es que se trata del calalú de Güiria, obra maestra de la gastrono-mía pariana, apta para cualquier temperatura y dispensadora de un deleite dig-no de la más selectiva de las gulas”.
“Sopa espesa y verdeoscura, hecha de acelgas, quimbombó, cangrejos y masi-tas de harina de trigo”, continúa Castillo y compara tal descripción con “esta otra de Alfredo Armas Alfonzo: “De procedencia de la isla frente a Paria es el calalú, plato pobre y poco exigente, que sólo requiere el chimbombó o el repollo en su defecto, carne de chivo salado, sal, tomate, pimentón, ají dulce, cebolla, leche de coco no tan pura, algunas jaibas o jamón si hay para ello. Inolvidable”. Fin de la cita de Castillo.
Ciertamente cada cociner@ tiene su manera de hacer el calalú. El de Eduardo Castañeda en La Guayaba Verde es muy sabroso aunque no tiene cangrejos.
Una de las recetas que siento más pariana la publicó El Nacional en su libro Cocinar a la Venezolana. La transcribo:

Ingredientes (para 6 personas)
-300 gramos de carne salada (falda, si es de res, o costillar si es de cerdo)
- 1 taza de hojas tiernas de ocumo (cogollos), pero en su defecto se puede sus-tituir por 1 taza de repollo picado finamente o espinaca
-10 quimbombós cortados en ruedas de ½ centímetro de espesor
-6 cangrejos de río
-¼ de taza de ají dulce picado en tiritas
-1 cabeza de ajo picadito
-2 cebollas medianas cortadas en cuadritos pequeños
-Sal al gusto
-2 tazas de leche de coco
-2 berenjenas picadas en cubitos de 2 m. (con piel)
-Culantro al gusto picado menudito (opcional)
-Orégano fresco (opcional)

Preparación:
Se sumerge la carne en agua por 24 horas para desalarla, cuidando de cambiar el líquido unas 3 ó 4 veces. Se corta luego en cubos de unos 3 cms.
Se sancocha en una olla hasta que ablande. Se retira del fuegoy se cuela.
En una olla aparte, se sancocha el quimbombó unos 15 minutos. Se agrega el repollo 5 minutos antes de finalizar la cocción. Se cuelan y reservan.
En otra olla se sancochan por 10 minuto los cangrejos y se les extrae la pulpa (también se pueden dejar enteros)
Aparte se cocina a fuego medio el ají dulce, el ajo, las cebollas y la sal en la le-che de coco. Se remueve de vez en cuando con cuchara de madera, por unos 20 minutos o hasta que reduzca un poco la preparación.
Se añaden las carnes de cangrejo y res, el quimbombó, las hojas de ocumo o de repollo y las berenjenas y se cocinan por unos 10 min. o hasta que se ob-tenga la consistencia deseada (como sopa o algo más seco). Unos 5 min. antes de de finalizar la cocción se rectifica la sal y si se quiere, se añade el culantro y el orégano.
Si utiliza brotes de hojas de ocumo debe quitárseles la vena y rasparse un poco por la superficie y picarse en rueditas. Se hierven unos 15 min., se cuelan y se presionan bien contra el colador antes de agregar a la preparación. Puede agregarse aceite de onoto a la leche de coco y tomate al gusto.

martes, 17 de febrero de 2009

A PETICION...LOS TEXTOS DEL MUSEO DEL CACAO Y EL CHOCOLATE PARIANO

Una brevísima historia del cacao en Paria

Chokola´k, es un verbo que para mayas y olmecas quería decir “beber chocolate juntos”
(La verdadera historia del chocolate, Sophie D. Coe y Michael D. Coe).

Este librillo es una iniciativa del Museo del Cacao y el Chocolate de Paria mediante la cual queremos invitarles a hacer juntos el camino que nos permitirá conocer un poco más de nuestra historia, de la gente y los cultivos de Paria, llamada desde su “encuentro” Tierra de Gracia.

ILUSTRE AMERICANO

El botánico Alfonso De Candole sostenía que el cacao provenía de las selvas del río Orinoco y Amazonas y el barón Alejandro de Humboldt encontró la planta en estado silvestre en la zona del Casiquiare.
Unos estudiosos sitúan al pequeño árbol de Theobroma Cacao L. entre Colombia y el sur del Lago de Maracaibo.
Otros, cada vez menos, defienden que el cacao se originó en Centroamérica y México pues fue en esa región donde se conoció que los olmecas, mayas y aztecas preparaban el xocolatl o chocolate, la primera bebida estimulante del mundo americano.
Cultivado o silvestre, lo cierto es que el cacao es Americano y muy probablemente de la Cuenca Amazónica pues es ahí donde se da mayor variedad genética de la planta y esto constituye, según los especialistas, un fuerte indicador de su cuna.


MUCHO GUSTO ¿ENCANTADOS DE CONOCERNOS?

En su tercera expedición a las Indias Occidentales, en 1498, Cristóbal Colón entró al golfo de Paria por la Boca de Serpiente, que separa a Venezuela de Trinidad y al Mar Caribe del Océano Atlántico.
Fue su primer encuentro con el continente suramericano y con las etnias que vivían en esta región y que provenían de la larga fila de personas migró hace miles de años desde el continente asiático, y penetró en América casi desde el Polo Norte, por el estrecho de Behring, para llegar hasta Alaska y luego dirigirse hacia las llanuras centrales de Norteamérica, México, Centroamérica y Suramérica.
Los primeros pobladores que llegan a lo que luego sería territorio venezolano lo hacen en la época paleoindia, unos 15.000 años a.C.

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ASENTAR PARA AFINCAR

Antes de la llegada de Colón, en Paria vivían indígenas de filiación Caribe, que a su vez habían desplazado a poblaciones arahuacas que en los siglos XII y XIII penetraron este territorio y se mezclaron con antiguos pobladores de la región, llegados en tiempos milenarios.

Nada se hizo en Paria, a partir del contacto con los europeos, sin el aporte esencial de la población indígena, la cual constituyó la base social y de trabajo sobre la que se sustentó la colonización.

Paria era uno de los paisajes de mayor densidad de población indígena a la llegada del español al territorio bautizado Gobernación de Cumaná o Provincia de Nueva Andalucía. Así lo confirman los documentos de la época y trabajos arqueológicos recientes.
Sobre la base de la organización social indígena se estructura el espacio colonial, que tendrá como recurso económico fundamental la explotación de la fuerza de trabajo indígena; hombres, mujeres y niños pariagotos, chaimas, caribes y guaraúnos, entre otros grupos, quienes fueron cazados como bestias salvajes a lo largo del siglo XVI y XVII para someterlos a la esclavitud.
Pese a la intensa acción depredadora, la numerosa población no alcanza límites de exterminio pues se refugia en el interior del territorio y mantiene un estado de insurrección general que puso límites a las penetraciones armadas de los españoles.

CHUPATE ESE CACAITO

Una de las primeras referencias del cacao venezolano data de 1579, cuando Rodrigo de Argüelles y Gaspar de Párraga mencionan la posibilidad de transportar el fruto a España. Sabemos que los indígenas utilizaban el cacao como ofrenda, alimento y moneda desde los tiempos precolombinos.
Según el historiador José Rafael Lovera, los indígenas en Venezuela partían las maracas para chupar las semillas frescas del cacao que crecía silvestre.
Otros historiadores refieren que en los Andes se preparaba una bebida a base de semillas molidas de cacao, el chorote, y registros recientes indican que además de en la zona andina, cerca de la laguna de Tacarigua (Miranda), se usó el cacao para rendir culto a los dioses.
Les tomó poco tiempo a los indígenas entender que la semilla de cacao también servía para el trueque.


LA LEY NO SIEMPRE ENTRA POR CASA

Para mantener la estructura productiva, la Metrópoli (España) establece una estricta pero amplia base legal que regula el comercio en las Américas: las ordenanzas del Consejo Real de las Indias.
Quizá bajo el influjo de testimonios de Hernán Cortéz, quien aseguraba que el emperador Moctezuma tomaba dos grandes jarras de chocolate a diario “para servir con fuerza a sus guarichas”, la España de la época vio con ojos de pecado el consumo excesivo de chocolate y lo reglamentó a una taza semanal, para no exacerbar la líbido ni otros humores. De más está decir que reyes y reinas gozaban un nuevo mundo consumiendo el chocolate.

QUE RICO ESTE CHINCHORRO

Los capuchinos aragoneses inician su labor evangelizadora entre Cumaná y el río Caripe, a partir de 1658. La historiadora Magaly Burguera refiere que una vez asentados en la misión Santa María de los Angeles del Guácharo, los capuchinos zanjan una disputa de poder entre ortodoxos y liberales mediante la alternancia en el mando cada tres años, lo que resulta en que mientras que los primeros propiciaban la siembra de cacaotales, los segundos arrasaban con ellos, contentos de no producir mayores riquezas que atrajeran la mirada de sus superiores y de la corona española para poder yacir a gusto, y buena compañía, en sus chinchorros.

MON DIEU

Cerca de la punta de Paria, donde amanece Venezuela, se habla aún el patuá, una lengua con mucho de francés que se usa en varias islas del Caribe, y que los conocedores tratan de enseñar a las nuevas generaciones.
Hace cientos de años, muchos indígenas hablaban el francés, producto de una amistosa relación comercial con personas de esa lengua, y es así como nuestros pobladores iniciales exigen a la Corona española en las primeras décadas de 1700, bajo el gobierno de Carlos Sucre, que si querían cristianizarlos fuera en francés.
Ya en 1651, el padre jesuita francés Denis Mesland había llegado a Guarapiche: Luego se le une el misionero Pedro Pelleprat. La presencia jesuita es corta y la cristianización, como la conquista, continúa “a perro y machete”.

ENTRE PIRATAS, CORSARIOS, FILIBUSTEROS Y BUCANEROS

“Pudiera afirmarse que la permanente presencia francesa en las costas y tierras parianas, acaparando durante casi tres siglos los frutos de su producción agropecuaria, en detrimento de los intereses de la Real Hacienda española, sólo fue posible gracias a la alianza mantenida con los indígenas.”
Carlos Viso

El comportamiento de los españoles Gerónimo de Ortal, a partir de 1533, quien acentúa la guerra esclavista contra los indígenas de Paria, y de Antonio de Cedeño, facilita que se imponga en el Caribe Oriental la presencia de la piratería holandesa, inglesa y, sobre todo, francesa. Los franceses se aprovecharon hábilmente de la enemistad del indígena con el español para establecer sus primeros lazos de amistad y alianza con los parias y los moradores de Guarapiche, vía fluvial que comunicaba con la tierra de los Caribe en las llanuras.
Así, los piratas-mercaderes dan inicio a un dominio económico que se prolonga durante casi cuatro siglos, hasta que en el siglo XIX Francia impone, por medio de sus nacionales corsos, un control monopólico sobre el capital comercial y agrícola de la Región Histórica Pariana.
En cuanto al cacao, fue esta relación fluida entre indígenas y piratas la que favoreció el ingreso del manjar pariano al resto de Europa, burlando el monopolio español a cambio de cuchillos y abalorios, desde las bellas y aún desguarnecidas ensenadas de Paria; contrabando que persiste, aún cuando hoy sean otras las mercaderías y sus consecuencias.


CUANDO ENTRAN JESUITAS

En 1761, cuando llega a Carúpano el gobernador José Dibuja, los registros indican la existencia de 25 haciendas de cacao.
Una siglo más tarde, el cacao se había convertido ya el principal producto de exportación de la región pariana y su cultivo influido de modo determinante en la sociedad.
En 1784, Carúpano fue habilitado como puerto de cabotaje y crece la actividad comercial con las islas del Caribe y Europa.
Gûiria, en el extremo de la península, tiene una actividad cosmopolita que no se concilia con su aspecto pueblerino y confluyen ahí ingleses, hindúes venidos de Trinidad, franceses y catalanes. Es el puente natural hacia las Antillas.
Río Caribe es también un puerto importante desde donde sale la producción de las montañas y costas. Durante gran parte del siglo XIX forma parte del circuito comercial nacional en el que dominaban cacao, cafè, caña de azùcar, rones, carne salada queso y cuadrùpedos.
En la segunda década de 1800 se inicia una corriente migratoria de Córcega que se asienta en Carúpano y Río Caribe y que da otros aires a la presencia francesa que una vez hubo.
Morandi, Allegrini, Pietri, Luigi, Pavan, Lyon, Rusian, Benedetti y Franceschi son familias que impulsan y ordenan la actividad económica y que en el tiempo estimulan el comercio de café y cacao.
A partir de 1870 se desatan una serie de crisis que muestran las debilidades de la economía regional.
La gran crisis del capitalismo en 1930 trae la debacle de la Venezuela agropecuaria.
Esta situación, unida a un inusual y devastador ciclón y al inicio de la explotación petrolera en el estado Monagas, que atrae mano de obra antes campesina, marca un largo y triste reposo de la actividad cacaotera.

Leòn Santelliz fue el principal plantador de cacao en la cuenca de Paria. Su hacienda Aguaclara, en la margen derecha del rìo San Juan, se extendía desde el río Grande hasta el Caripe (tributarios del San Juan). Llegó a acumular más de 700.000 plantas de cacao.
Actualmente, la familia Franceschi es una de las pocas familias de la tradición corsa que continúan con el negocio cacaotero.

viernes, 13 de febrero de 2009

ROMPECOLCHON, VIAGRA MARINO...MUCHOS NOMBRES

Siete Potencias, Vuelve a la vida, son nombres hermosos para una tentación de carretera en la vía entre Pericantar y Muelle de Cariaco. Vamos por la carretera de Oriente, ese privilegio para los ojos que bordea al mar en el golfo de Cariaco, con las suaves colinas de la península de Araya al fondo.
Como quiera que la llamen, esta preparación objeto de la picardía popular por sus supuestos atributos afrodisíacos, es el sustento de la familia de Yoma-ris Zapata, quien vive en La Peña, cerca de Espín y de San Antonio del Golfo.
Yomaris tiene un kiosco pulcro en el que se alinean obedientes madreperlas, chaguacures (caracoles de mar), rompecolchón, chiriguas, papo de la reina, gallitos (pepitonas rojas), pepitonas blancas o pata`e cabra, mejillones, ostras, arrechones y otros regalos del mar.
Yomaris cocina estas conchas de tres a cuatro minutos, a excepción de los arrechones que su marido, Nerio Mujica, trae desde Chacopata. El arrechón necesita cuarenta minutos de candela para ablandar.
Cuando el cliente se detiene ella saca los moluscos de su concha, los lava, pica pequeñito y aliña en un vasito con salsa inglesa, salsa de ajo, jugo de li-món, cebollita picada y mucho ají dulce, “porque tiene un sabor que no le da el pimentón”.
Con la vena que sostiene las hojas de los cocoteros hace unos palillos largos con la punta afiladita que sirven de tenedor. Cuando los prepara en conser-va les pone mitad vinagre y mitad agua hervida en un frasco esterilizado y los adorna con ají dulce.
Yomaris nos regaló tres recetas:
Asopado de auyama
Se sancocha y licúa una auyama; ella prefiere la que tiene la piel arrugada, y se le añade un consomé preparado con todas las conchas picadas en trozos pequeños. Se sofríe cebolla, ají dulce y se le agrega monte (perejil y culantro) picados. Sal y pimienta al gusto.
Tortilla de huevas o de siete potencias
Se licúan los moluscos y se sofrién con aliño criollo (cebolla, ají dulce y culantro). Se mezcla con huevos batidos y se hace la tortilla en un sartén bien caliente. Se pueden sustituir los moluscos por huevas de pescado lavadas (para desalarlas) y picaditas.
A Yomaris también le gusta usar estos moluscos para hacer tremendas ensaladas de papa o un arroz.
Un par de datos importantes: los moluscos frescos tienen un olor dulce muy agradable, y no todas las huevas saladas que venden son de lisa. Las de lisa son delgaditas como dedos y suelen ser mas costosas que la de otras variedades de pescados.
Agradecemos la sabrosa contribución de Yomaris con esta oración

OH! Siete potencias africanas que estáis alrededor del Santo entre los Santos ! Humildemente me arrodillo ante vuestro cuadro milagroso para implorar Vuestra intercesión ante Dios.Padre amoroso que proteges a toda la Creación, animada e inanimada, os pido en nombre del Santísimo y dulce nombre de Jesús, accedas a mi petición y me devolváis la Paz del espíritu y la prosperidad material, alejando de mi casa y quitando de mi paso los escollos que son la causa de mis males, sin que jamás puedan volver a atormentarme. Mi corazón me dice que mi petición es justa y si accedéis a ella añadiréis mas gloria al nombre bendito por los siglos de los siglos de Dios nuestro Señor, de quien hemos recibido la prome-sa de pedid y se os dará. Así sea en el nombre del Dios, del padre del Hijo, y del Espíritu Santo... Oídme Chango, escúchame Ochún... Atién-deme Yemayá... Mírame con buenos ojos Obatalá... no me desampares Ogún... Séme propicio Orulá... Intercede por mi Elegguá... Concédeme lo que te pido por la intercesión de las Siete Potencias Africanas, OH, Santo Cristo de Olofí. Por los Siglos de los Siglos, seas bendito, Amen.

sábado, 7 de febrero de 2009

LAIREN O LLAIREN

Nombre botánico: Calathea allouia (Aubl.) Lindl.Familia: Marantáceas.Nombres comunes: castellano: dale dale [Perú (Amazonia)], agua bendita, cocurito, lairén (Venezuela), lerenes (Puerto Rico), topitambo o tambu (Indias Occidentales), topinambur (Antillas); portugués: ariá [Brasil (Amazonia)], láirem (Brasil); inglés: guinea arrowroot, sweet corn root (Caribe); francés: touple nambours (Santa Lucía); alléluia, curcuma d'Amérique (Francia).

En esto de andar por los mercados me recuerdo del lairén, una especie de papita crujiente y maravillosa. Este año ví pocos en el mercado y menos en los caminos parianos, donde algunas personas los venden hervidos y salados, listos para comer.
Buscandito entonces en internet, la biblioteca que tengo más a mano en Río Caribe, consigo cosas que me sorprenden... esto lo tomé de una página que se llama http://www.gastrotecaonline.com/, donde aparecen tres recetas: acaramelados con tomillo, en una ensalada asiática y horneados con romero y cebollas, y una peculiar versión de lo que siempre pensé era un aguinaldo venezolano... el burrito sabanero, que en vez de ir a Belén buscaba lairén.
PD. También en internet encuentro que fue el profesor Raul Cabrera, fundador del Coro Infantil Venezuela, el autor del tema del burrito sabanero, y noHugo Blanco.


MANJAR DE LOS TAÍNOS
Fue en nuestra isla donde los españoles vieron y probaron por primera vez el lerén. Fernández de Oviedo, en su “Historia General y Natural de las Indias” reportó desde Santo Domingo: “Lirén es una fructa que nasce en una planta que los indios cultivan, e aun al presente alguno de los españoles en sus labranzas de esta Isla Española, i es hierba o planta que se extiende i echa ramas, como se dixo de los ajes i de las patatas, e debaxo de tierra echa su fructo, que es blanco e del tamaño de dátiles gruessos (e algo mayores e menores) e tienen una cáscara mui delgada e cada fructo destos pende o está asido de una vergueta delgada, de que está colgado de la rama: e aquella vena que le tiene al lirén, es no más gruesa que un alfiler común o delgado. Estos lirenes cuecen los indios e quando es tiempo desta fructa hai mucho por las plazas que las sacan a vender, assi cocidos los lirenes; e quitanle aquella cortezuela de encima que es mui más delgada e más blanda que una cáscara de una castaña e queda de dentro el lirén blanco i es de buen sabor. No e visto en España, ni en otra parte, fructa de sabor a que compare estos lirenes”. Pero estos tubérculos prácticamente se agotaron en nuestra isla debido a la desaparición simultánea de los propios indios, quienes eran sus cultivadores. El Padre Bartolomé de las Casas, ya con más de ochenta años de edad y refugiado en su monasterio en Puerto Plata, escribió allí en 1559 su “Apologética Historia Sumaria” donde explicó el fenómeno: “Había en esta Isla, i ponían los vecinos della, otras raíces tan gruesas i redondas como unas chicas pelotas, que llamaban lerenes; las hojas dellas eran como de coles... pero más hermosas i mas llanas i anchas, i las ramas o mástiles que tiene la hoja son más tiestas i levantadas”. Lo extraordinario es que habiendo prácticamente desaparecido para 1559, todavía sobrevive hoy día entre nosotros.
ORÍGENES Y DISPERSIÓN
El lerén es originario de la zona amazónica donde data de varios miles de años. Desde allí se propagó a las Antillas y Centroamérica. Su nombre vulgar varía según el lugar: lerén (República Dominicana y Puerto Rico); topinambour (Haití); yerén, llerén (Cuba); agua bendita, cocurito, guapo o lairén (Venezuela); bijagua (Costa Rica), bijao o faldita morada (Panamá); cúrcuma o daledale (Perú), yuquilla (Guatemala) y ariá o lairém (Brasil). En las Antillas Menores Francesas se le conoce como topitambo o tambu; en las angloparlantes como guinea arrow root, sweet corn root, touple nambours o alleluia. En Francia se le conocía como cúrcuma de América. Su nombre científico es Calathea allouia.
DISTRIBUCIÓN ACTUAL
A excepción de la República Dominicana hoy día el lerén prácticamente ha desaparecido. En días de ferias muy importantes tal vez se encuentre en los mercados de ciudades amazónicas apartadas como Manaus, Belem y Santarem, en Brasil o Iquitos en Perú llevado allí por algún indio. La razón de su casi extinción es muy simple: tarda entre ocho y doce meses desde su plantación hasta la cosecha, por lo que cada vez más la tierra es utilizada para cultivos de ciclos más cortos, o su consumo desaparece al llegar productos industrializados como el pan o el bizcocho. Lo cierto es que en la actualidad en la zona amazónica tan sólo lo siembran indios aislados que se dedican a una agricultura de supervivencia y en pequeña escala.¡Qué privilegio para los dominicanos que nuestro país sea prácticamente el único lugar del mundo donde el lerén todavía se consigue fácilmente, aunque sólo una vez al año y cada vez más caro por su reducida producción! Y es que ningún empresario lo siembra para fines comerciales en volumen, tan sólo campesinos en reducidos conucos. El árbol es de un metro de altura, con bellas hojas que todavía son utilizadas por los indios de la Amazonía para envolver productos como los pasteles en hoja. Se reproduce mediante rizomas, las cuales se recomienda colocar en agua caliente a 48 grados durante unos diez minutos antes de su plantación. En otros países sus flores blancas se consumen como un vegetal. El fruto, unos veinte por árbol, crece bajo tierra, como el maní y el manicongo, este último tan magníficamente descrito no hace poco en esta estupenda revista y mejor cultivado en la actualidad por el amigo Hugo Tolentino Dipp. Las raíces tuberosas se cocinan en agua con sal durante unos cuarenta minutos. Entre nosotros, su siembra se efectúa junto con plátanos y árboles frutales, en lugares con abundancia de agua, o aprovechando la sombra del café.Ojalá que dominicanos de buen comer y con disponibilidad de fincas siembren el lerén. La realidad es que se puede cultivar en cualquier época del año, aunque por razones de mercado, en nuestro país se siembra en diciembre o enero para que esté listo para el próximo diciembre, pues, para los dominicanos, hasta ahora, el consumo del lerén está íntimamente ligado a las Navidades, junto con el pan de fruta y el manicongo, trío que algunos viejos llaman “los tres golpes”. Un amigo, en quien no necesariamente confío, me dijo que escuchó el pasado diciembre a un campesino cantar mientras galopaba su jumento una mañanita:
“Con mi burrito sabanero
voy camino del lerén
con mi burrito sabanero
voy camino del lerén
si me ven, si me ven
voy camino del lerén
si me ven, si me ven
voy camino del lerén”.
Nada impide que se siembre en forma escalonada para que esté disponible el año entero. ¿Lerenes en junio? ¿Por qué no? El puré del lerén supera por mucho en sabor al de papa, que comemos el año entero, y el lerén también puede utilizarse en platos muy finos, sustituyendo al “water chestnut” en recetas orientales, por ejemplo. Usualmente lo comemos con cáscara, pero los sofisticados y con tiempo para hacerlo, prefieren quitársela con un cuchillo antes de cocinarlo, surgiendo así un plato totalmente blanco, de una estética extraordinaria. Yo lo prefiero con cáscara, tomándolo por su finísimo pedúnculo e introduciéndolo en mi boca. Luego lo halo hacia afuera mientras mis incisivos, en una acción de rastrillo, separan la finísima corteza, la cual contemplamos brevemente libre de su masa blanca antes de colocarla en el plato. Entonces se inicia la segunda etapa: sentir el crujir del lerén, tan ausente en la papa y otros tubérculos, mientras lo convertimos en una pasta. Luego sigue una lenta, lánguida, despaciosa y acompasada rumia que casi induce a bramar.

lunes, 2 de febrero de 2009

EXPOPIMIENTA EN LA RED

Con credo de sueño propio, Ivette Franchi y sus compañer@s de aventura, inauguraron la página de su primera exposición y congreso de identidad gastronómica en Maracaibo. La cita es del 3 al 5 de marzo. http://www.expopimienta.com/.

DE TRES, TRES, EDUARDO, SUMITO Y CUCHI

La semana pasada estuve en Caracas. Almorcé en La Guayaba Verde con una nueva amiga, Alicia De Lima, encantadora artista de origen trinito-venezolano quien me contó unas historias fantásticas de su tía Clara Rosa de Lima, una señora que nunca conocí pero con cuya vida me tropecé referencialmente buscando la tumba de Pedro Estrada en Trinidad. El periodismo, mi otro oficio, me lleva a veces por caminos insospechados y esta historia que aún no he escrito, la de Clara Rosa y Pedro Estrada, es uno de ellos.
Alicia y yo compartimos un calalú, que es como las hallacas: no hay dos iguales. En todo caso, supongo que es un plato legado de la presencia africana en el Caribe y con ingredientes que hablan de un fuerte sincretismo. Aquí en Paria, el calalú se hace con cochino salado, cangrejos, el cogollo de la hoja de ocumo chino (o con espinacas), chimbombó y leche de coco. A veces es como una sopa, otras mas bien un guiso. Eduardo (de la Guayaba) nos dijo que el suyo lo aprendió a hacer en El Callao.
Luego nos comimos unos rotís de camarones también muy ricos. El guiso llevaba berenjenas y ají dulce. Nunca los había comido así. Total que conversandito Alicia nos dió el teléfono de Joyce Motu, una señora trinitario-hindú que vende skins (masas) de rotí en Chacao y que me conmovió no solo por el delicado sabor de sus comidas sino por su disposición a transmitir sus saberes. Espero que Andrés y Cristian, que compartieron conmigo los rotís, la visiten nuevamente y aprendan de ella.
Ese mismo día fui con mi amiga Patricia a cenar en el comedor del Instituto Culinario de Caracas, escuela que dirigen Héctor Romero y Sumito Estevez, en Chuao.
Esa noche la cocina fue de Héctor y lo que más me gustó fue un postre sencillo y maravilloso: queso telita tibio relleno de confitura de naranja, un quemadito de naranja encima y un gran gota de mermelada de guayaba. Mmmmm, se me agua la boca solo de pensarlo.
Sumito atendía felíz y apresurado, contento de compartir con sencillez lo mejor de sus veinte años de cocinero. Nos contó el porqué de un baño unisex, el sistema de compras solo de contado para dar cabida a los pequeños productores, la presencia de un adolescente enamorado de la cocina al que le dicen rata (por ratatatouille)... la publicidad solo por el boca a boca, la felicidad de ser ellos mismos. Patricia y yo fuimos testigas de una pedida de mano con anillo incluido dentro del postre, de las risas de los comensales que parecían estar en su casa, y del oficio que con tanta dignidad ejercen estos cocineros.
Sumito iba al día siguiente a la Universidad Experimental de Yaracuy (UNEY), que celebró sus primeros diez años. Me contaron que en su charla hubo mas gente que en un concierto de Luis Miguel. En esta universidad insólita hay una carrera que se llama Ciencias de la Alimentación en la que además de cocina se estudia francés, filosofía, química de los alimentos.
En su cocina laboratorio, reina Cruz del Sur Morales (Cuchi), quien no es muy afin a la cosa mediática y desde su trinchera defiende los sabores de los pueblos, los productos locales, el patrimonio cultural gastronómico.
El resultado de las investigaciones se puede consumir a diario en un comedor atendido por los alumnos de la Uney y pocos menús he visto tan bellamente diseñados como los de este restaurante. En una semana se puede dar un paseo por platos sencillos, gustosísimos y casi olvidados de la cocina venezolana. El rector de esta universidad, Freddy Castillo, es un escritor y pensador nato, como verán si entran a su blog fantástico www.conuqueando.blogspot.com. Qué fortuna la de esta semana: tres lugares con historias sabrosas que contar.

lunes, 26 de enero de 2009

mercados y calidad de vida

Estoy visitando los mercados de Paria. Fui al de Carúpano, a El Pilar, Tunapuy, Yaguaraparo e Irapa. Con excepción del primero, todos los demás me abrumaron por su pobreza, por la poca oferta de vegetales y frutas. Están sucios, descuidados.
Solo el pescado y los tubérculos locales tiene un cierto aire de lozanía que, a decir verdad, se pierde entre tanto abandono y mosquerío.
Si somos lo que comemos.... el shock es mayor aún. No lo quiero ni verbalizar.
Los pimentones chiquiticos y caros deben provenir del desecho de algún mercado grande. Las zanahorias están blandas y enfermas; los pescados y carnes están expuestos sin ninguna medida sanitaria.
¿Qué nos pasa?

lunes, 19 de enero de 2009

EL PESCADOR ENCANTADO

El pescador encantado, la sirena y el curandero




No pareciera que fue hace tanto tiempo sino que hubiera sucedido ayer. El pueblo está igual.
Veo la fotografía que nos tomaron en el malecón y enseguida me viene a la nariz el olor del mar mezclado con el de palos podridos y aguas sucias alebrestadas por las lluvias.
Ese diciembre llovió casi todos los días, algunos más. Fue entonces cuando las olas empezaron a covar la orilla de la playa y aparecieron muchos huesos marrones y algunas calaveras con dientes de oro. Dicen que también consiguieron morocotas, pero yo no las vi, tampoco mis amigos, ni mis padres, ni los amigos de mis padres.
Tampoco recuerdo en qué momento Angela Andrea, Claudio y yo decidimos ir a explorar hasta el extremo de la playa.
Eran como las cuatro de la tarde y el día estaba un poco gris.
Un pescador espiaba el horizonte con la cara que pone la gente cuando espera que llegue un bote cargado de pescado.
En Río Caribe y en toda la costa de Paria lo que más pescan es el tajalí.
Es un pescado largo y brillante de olor muy peculiar. Parece una culebra babosita lista para brincar y morder con sus enormes colmillos a los pescadores que le raspan la piel de plata y lo cortan a tajos para freirlo mejor. A mi me da asco. No me importa que mi mamá diga que es muy sano, que tiene fósforo o que hay que aprender a comer de todo.

- “Mira, Fernanda Camila, el señor se metió en el agua y va nadando lejísimo”, me dijo de pronto Claudio.
- “Y tiene como una cola brillante”, gritó Angela Andrea, con sus ojotes negros abiertotes.
- “Yo no le veo cola”, la contradije.
- “Pues yo creo que Angela Andrea tiene razón o será que una sirena está acompañándolo”, insistió Claudio.
-
Mis padres dicen que soy terca, muy terca, y que cuando no quiero dar el brazo a torcer grito con voz de cantante de ópera, pensando que así me oirán mejor y me darán la razón.

- “Las sirenas no existen y si era el señor que estaba en la playa el que va nadando, ¿De dónde iba a salirle una cola? ¿No será más bien el reflejo del sol?”, les pregunté.
- “A mi me contaron que en Río Caribe había una señora que se convertía en pájaro y a dos cuadras de mi casa, frente a la plaza Miranda, hay un caserón de dos pisos donde dicen que salen fantasmas”, dijo Claudio.
- “Yo no creo esas historias, pero mi mamá y mi papá dicen que cuando la gente cree realmente cosas que parecen imposibles, pues son reales para ellos y entonces son verdades”, se recordó de pronto Fernanda Camila.
- “Bueno, es que los papás son una cosa seria. El mío quiere que yo estudie trombón y a mí lo que me gusta es piano y mi mamá quiere que sea nadadora y yo prefiero estar en mi cuarto leyendo y jugando con mis muñecas”, dijo Angela Andrea.
- “Cuando yo sea grande, seré explorador”, se ufanó Claudio, y con gesto de conquistador siguió caminando por la playa buscando algún hueso, cualquier objeto para comenzar su colección de hallazgos.


Entre gritos y pelotazos de arena se les pasó la tarde y empezó a oscurecer. Como a las seis ya casi parecía de noche y los tres amigos decidieron regresar.
Yo venía mirando el suelo. No quería pisar ninguna chapita, ni las rayas de la acera del malecón. Estaba brava con Claudio porque hablaba más con Angela Andrea que conmigo.
De pronto noté un cambio en el olor del aire. Desde chiquita lo primero que hago es tratar de meterme todo por la nariz para olerlo.
Era un aroma desconocido, como a pescadito muy fresco, a perfume de mujer, de esos que tanto me gustaban y no me dejaban ponerme porque decían que no tenía edad.

- “Ayyyy”, grité con voz de cantante de ópera, “Ayayayayyyy”, volví a gritar.

Frente a mi, tendidos sobre la arena estaban una sirena y un tajalí gigante de ojos tristes.

- “Ayúdanos, niña”, me dijo la sirena con voz apenas audible. No hablaba, se quejaba más bien mientras miraba al tajalí con los ojos aguados y enamorados.
Corrí hasta Claudio y Angela Andrea y sin poder decirles ni una palabra los arrastré conmigo hasta donde estaba la extraña pareja.

- “Hay que ayudarlos, parece que están heridos”, dije con la voz extrañamente calmada, como si estar frente a una sirena y a un pez con mirada de gente fuera lo más normal del mundo.

No se de dónde, Angela Andrea trajo un pote de agua fresca y le dimos de beber a la sirena. Claudio examinó al tajalí y se dio cuenta que tenía un enorme anzuelo clavado en la garganta, o mejor dicho en las agallas. Yo les cantaba bajito a los dos, ahora con mi voz de flauta, para tranquilizarlos.
Se nos ocurrió que lo mejor era ir a buscar a Javier, que pinta hombres con cabeza de tigre, de toro y de pájaro.
Seguro que él sabría qué hacer.
Mientras, las niñas nos quedamos las dos solas, echándoles agua de mar a la sirena y al tajalí para que no se resecaran y se fueran a morir, cantando todas las canciones de Shakira que sabíamos y que al tajalí, que era el que se veía más malito de los dos, parecían entretener.
Después de horas, días, años, regresó Claudio con Javier, que traía bajo el brazo un paquete.
Se sentó con nosotros en la arena y prendió una linterna muy grande que se había comprado en el último viaje a España, porque en Río Caribe todo el tiempo se va la luz y hay que estar preparados.
Como Angela Andrea era la más alta de los tres le tocó ponerse de pie, con la luz en las manos como esa estatua que está frente a Nueva York, donde quiero ir cuando haya nieve para hacer un muñeco, aunque la nieve esté sucia, no me importa, patinar en hielo y, y, ya me estaba distrayendo.
Javier abrió el paquete y sacó pinceles y pintura. Mientras, Claudio y yo con mucho cuidado extendíamos sobre la arena a la sirena y al tajalí.
Javier pintó con esmero todos los manchones que se veían sobre el cuerpo de la sirena.

- “Mientras se seca”, nos dijo, “no le echeis agua sino en la cara o se le correrá la pintura y no sanará”.

Al tajalí le dibujó nuevamente las agallas, los dientes de perro y le tiró una pincelada plateada de punta a punta y un baño de barniz. El pez respiró aliviado.

- “Ya estais listos, pero poned atención y no os acerqueis a los botes de pesca en las noches de carnaval”, les advirtió el pintor de visiones.

Luego se sentaron los cuatro a ver cómo el tajalí y la sirena nadaban mar adentro.

- “Le voy a pedir a mi papá que les construya una casa en el fondo del mar para que vivan felices”, rompió Claudio el silencio.
- “Mi mami puede hacerles unos caracoles para que les sirvan de cuna a sus hijos”, dijo Angela Andrea.
- “Los míos van a escribir esta historia para que Camila, Irene, Sebastián y todos nuestros amigos la puedan conocer”, prometió Fernanda.
- “Yo os digo que curaré con mis pinceles cualquier herida que les produzca en el alma la riña que vais a recibir por estar tan tarde en la calle sin haber avisado”, rió Javier y se fueron los cuatro silbando aquella cancioncita de Café Tacuba que a todos les gustaba.

“Como te extraño
mi amor, por qué será,
me falta todo en la vida
si no estás....”

FIN

lunes, 12 de enero de 2009

FLOR Y FRUTO DE LA POMALACA




POMALACAS, POMAGAS, MANZANA DE AGUA

Syzygium malaccense es el nombre científico de la pomalaca, pomagas o manzana de agua; así se conoce en el oriente venezolano esta fruta roja y maravillosa cuya flor inspiró el logo de nuestro proyecto para este año.
Karen Cortéz es una linda amiga que está diseñando las etiquetas e imagen de los productos.
Por ahora deshidratamos ají dulce y pomalaca. Hemos hecho tiras de cerecita y de jobito, papel de jobo de la india y procesado tomates secos con charlotas deshidratadas y nibs de cacao, dulce de pomalaca y sarrapia, delicada y chutney de jobo de la india.
Queremos seguir dando a conocer los sabores de Paria, trabajar con la comunidad y sembrar.
Enero es tiempo de pomalacas, de lairén, todavía quedan jobos y pronto, si no sigue lloviendo, habrá charlotas. Aquí y allá se consiguen castañas y pan del año.

sábado, 3 de enero de 2009

Tarkari de nuevo año

Al revés del trabalengua, como mucho coco como, mucho coco compro. Y como poca carne como pues poca compro. Pero hay sabores que me cautivan como el del timo (mollejas en el sur), el cordero y el chivo.
El año pasado murió el Venado. Nunca supe su nombre completo. Una tarde llegó a Pariana Café con su esposa y las ganas de cocinar; entre cervecitas y rones nos enseñó su receta de tarkari, la que más me ha gustado y por eso la repito.
Compramos un cuarto trasero del chivo y el mismo carnicero lo cortó en trozos pequeños. Cuando no consigo esta parte del chivo, compro, lo que equivaldría al pecho... hacia una de las patas delanteras y parte de la garganta... es una carne suave y gustosa.
Bueno, lavamos el chivo, le quitamos la grasa, el exceso de pellejos y los huesos finos como clavos que tiene a veces, mientras la esposa del Venado cortaba en cuadritos muchísimas cebollas, ajos y ají dulce.
El curry fue objeto de una pequeña discusión. Cada vez que puedo me gusta hacer mi propia mezcla de especias. Pongo en aceite caliente semillas de cilantro, un poquito de cardamomo, cúrcuma rallada (la raíz de la cúrcuma es como un jengibre mas flaco y anaranjado por dentro), jengibre, comino entero (si lo uso molido lo repito una eternidad), hojitas de guadén (bayrum, canelilla o tabasca)... en fin, los aromas que me va pidiendo la naríz. También uso el curry en polvo que viene de Trinidad y que aquí llamamos masalá. Hay algunas marcas que tienen "curry leaves" que realmente son hojas de no sé qué pero deben ser familia del laurel.
Este curry en polvo lo humedecemos para hacer como una masa y luego la lanzamos al aceite para que se desarrolle y saltear ahí la carne. No me acuerdo como lo hicimos con el Venado pero prefiero poner la carne por partes para que no suelte todos los jugos de golpe y quede como hervida.
No creo en otro secreto de la cocina como no sea el de cocinar con ganas y cariño, cuidando el trato a los ingredientes y a los comensales, pero Venado me dijo que su secreto era ponerle unas hojas del cogollo (las hojas tiernas) de la guayaba para mitigar ese olor tan de almizcle que tienen algunos chivos.
Se le agrega una cerveza y se cocina hasta que la carne empiece a ceder. En ese momento se le ponen berenjenas peladas y cortadas en cuadritos que previamente remojamos en agua con sal.
Las berenjenas le darán espesor al guiso. Ponemos como un tercio de berenjenas en relación a la carne. Una vez el chivito está suave rematamos en plato con mucho perejil y cilantro picaditos finamente y pimienta negra molida.
Cuando consigo un buen coco o tengo crema de coco, me encanta ponerle ese punto final. Creo que el coco no se suele utilizar para el tarkari en Paria pero a mí me encanta la lubricidad que le da, el brillo, el aroma, el sabor y todo pariano tiene, al fin y al cabo, un corazoncito de coco.
Cuando he preparado este plato en restaurantes fuera de Río Caribe le he quitado los huesos. Que me perdone no sé quién pero yo prefiero que tenga sus cuantos huesitos. A quien no le gusten que los ponga de lado. Me parece que exageramos en esto de querer presentar platos como compotas de bebé...donde nada moleste. El hueso da un sabor... o una cierta altura, jaja.
Buen provecho. Se acompaña maravillosamente con arroz o con bola de plátano.
La bola se hace con plátano verde hervido al que se le quita la vena o semillas y aún caliente se pila hasta que se levante del fondo (en un pilón, en un envase con el fondo de una botella limpia, en un procesador de alimentos)... se le puede poner un plátano pintón y se llama entonces colé. Hay quienes le ponen mantequilla, aceite, leche, queso. Para mi es suficiente un poquito me mantequilla o aceite para el brillo. La masa aún caliente se enrolla en envoplast para cortar redondeles.
Esta, y otras recetas, la pidió un desconocido por intermedio de Olga Orihuela.