martes, 28 de abril de 2015

KATHRINE

Abro mi correo y me encuentro con esto:
Mi nombre es Kathrine, 31 años, de Alemania, donde he trabajado con jóvenes que hacen un año voluntario en profesiones relacionadas con la ecología. Mi trabajo implica organizar un programa de cinco semanas de seminarios en los que deben participar. También formo parte de un proyecto con un velero que navega por el Mar Báltico en Alemania ( www.lovis.de ). Lo utilizamos con propósitos educativos y con proyectos relacionados al tema ecológico y de los derechos humanos.
Estoy en camino a Suramérica donde quiero aprender más sobre temas ecológicos, comercio con bienes agrícolas (comercio justo) y la situación política.
Y así lo está haciendo. Zarpó desde Portugal en octubre pasado, cambió trabajo por comida en un velero turístico y luego de pasar por las Islas Vírgenes Británicas, Dominica, San Vicente, San Martin, Antigua y Granada llegó a Trinidad, para conocer el lugar donde su padre trabajó hace muchos años como ingeniero de puentes. De ahí cruzó a Guiria en una lancha y hace una semana llegó a mi casa por unos días.
Fuimos a la playa, visitamos haciendas de cacao y la fábrica de Chocolates Paria, cocinamos en familia, probó cuanta fruta encontró, conoció a Klaus Muller y sus proyectos, hablamos mucho y siguió viaje rumbo a Caracas, La Azulita, Barquisimeto y de ahí a Colombia, donde le dicen que es mucho mas seguro viajar, incluso pidiendo cola.
En su bitácora de viaje no figuran los aviones, de ser posible,  por lo mucho que contaminan, prefiere los vegetales a la carne, caminar y la bicicleta a los carros, integrarse a las rutinas caseras y ayudar en lo que puede, curiosa de todo.
Entre las muchas cosas que nos dejó de regalo está una grillita de palma a la que le pusimos su nombre y la certeza de que hay muchísimas personas en el mundo que hacen lo que piensan y dicen con convicción, que en las diferencias buscan los puntos en común, que se sienten responsables por lo que sucede y por lo que con sus acciones puede cambia. Gracias Kathrina.



lunes, 6 de abril de 2015

YARE

En enero de este año fui a la Gran Sabana. Hicimos las amigas la vuelta Arekuna, cinco días de caminatas y curiara, de tepuyes, silencio... y de yare. Domitila Sucre, en Salto El Hueso, nos regaló un potecito de kumachi, ese picante pemón insuperable que se hace con el líquido que se exprime de la yuca amarga (Manihot utilissima) cuando se hace casabe, y que solo la paciencia milenaria y el fuego logran convertir en una salsa oscura, untuosa, con toques dulces y ácidos al mismo tiempo que es el yare.




La base del kumachi es, como acabo de escribir, el yare, al que le agregan ajíes picantes, termitas, bachacos culones, pescaditos, según sea la temporada y la costumbre. Es un sabor que me seduce y que cuando combino con chocolate me llena de energía y alegría.
Para hacer el tumá, sopa del compartir del pueblo pemón, se utiliza igualmente yare, kumachi, ajíes, aurosá que es una hoja de sabor parecido a la espinaca y que crece cuando se preparan los conucos, cebolla, carne de cacería sea báquiro, venado, danto, lapa o de aves como el paují, la gallineta... o simplemente vegetales.
En la página eluma.blospot.com refieren que el tumá tiene como valor simbólico la unidad e integración entre familias y comunidades. Se come alrededor de la vasija en la que se cocina a leña.



En las islas del Caribe, el yare se embotella y se vende como Casareep. En Guyana lo pueden aliñar con canela y clavos y su uso mas frecuente es en un entre guiso y sancocho que se llama pepperpot cuya virtud, dicen, es que gracias al yare que actúa como preservante (o preservativo) puede permanecer mucho tiempo sin refrigerar, por siglos incluso, según una leyenda popular.

 Pepper pot de Granada con verduras (hojas de ocumo chino, ocumo, quimbombó, auyama y carne de res).
 Como para que lo pinte Warhol

Esta foto corresponde a una receta de Guyana que indica que se puede usar carne de res, cerdo o cordero.