sábado, 28 de septiembre de 2013

AL NORTE DE LA COCHINCHINA

La Cochinchina existe y queda al sur de Vietnam, frontera con Cambodia, entre los cientos de enrevesados canales del delta del rio Mekong. Asi de lejos estamos, aunque Hanoi queda al norte, y al sur no llegamos, debo aclarar. Sigo sin acentos y la cama sigue siendo un tema, una atraccion fatal.
Pero resistire dos minutos para hablar de la estupenda guia que nos puso a disposicion Celine, la gerente del hotel Melia en esta ciudad que nos tiene cautivados a madre e hijo.
La senora Thi Lang estudio periodismo en Cuba y anos mas tardes trabajo ahi como corresponsal de la Agencia Vietnamita de Prensa. Cuando vivia en La Habana se llamaba Ada, y no Olvido, que seria la traduccion de Lang. Pero como ella misma dice, todo lo recuerda, cosa que nos consta pues la acribillamos a preguntas, todas las contesto,  durante las tres horas que duro el trayecto entre Hanoi y Ha Long Bay, camino que es una contituidad de verdesisimos campos de arroz y pequenas ciudades con estas casas-edificios estrechisimos que imitan en su delgadez al pueblo vietnamita. 
Pronto seran 100 millones, en el puesto onceavo de paises mas habitados del mundo, con derecho a tener dos hijos pero una multa insignificante si no lo cumplen,  1650 kms desde el norte hasta ese sur que los franceses, ocupadores por casi un siglo hasta 1954, bautizaron como le Cochi Chine, es decir, la propia Cochinchina a cuyo norte estamos, repito...es que esta lejania me tiene asombrada.
El cielo estuvo como empolvado gran parte del camino que recorrimos por una pequena carretera con grandes trechos en reparacion o mas bien como que rotas por nuevas instalaciones no se si drenajes, agua o que.
Me abruma mi ignorancia aun sobre esta region del planeta que aunque trate, con acento, es imposible descifrar luego de 16, 18 horas de cocina con una brecha idiomatica importante. Menos mal que en el oficio uno logra, gran parte de las veces, que no todas, hacerse entender.
Ha Long Bay entro en la lista de la ONU para ser reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Su belleza es conmovedora, el silencio, pese a la cantidad de barcos turisticos que surcan el lugar. Nos dijo la guia, la senora Olvido, que son unas dos mil islas. Ha Long quiere decir Dragon que desciende y mejor los refiero a la pag. correspondiente de Wikipedia o su fuente favorita para saber mas y mejor. Ya se sabe, es la cama que arrastra.
Entramos a una cueva llena de unos monitos dorados que estan en el libro rojo de Vietnam. Preciosos y amistosos disfrutando de su cueva, lago y penascos. Se alimentan de brotes de hojas y de moluscos que pescan en el agua.
Luego nadamos en el Mar Sur de China, que para los vietnamitas, que arrastraron mil anos de ocupacion China se llama el Mar del Este de Vietnam, y nos dijo el embajdor Rondon que para los Filipinos es SU mar del Oeste. En fin, nos banamos en aguas tibias, menos salaobres que las del oriente venezolano, que disfrute tan intenso.
En el facebook pusimos las fotos del barco. Almorzamos cangrejo, almejas, camarones, pescadito frito, calamares rellenos y unas bolitas de calamar pilado, empanizadas y fritas que fueron mis favoritas. Vinos vietnamitas y licor clandestino de arroz. Luego, a estirarnos como lagartijas al sol pero apenas un ratito porque el calor...
Quisiera escribir mucho mas rato, hablar del espectaculo de las marionetas de agua, de la cocina callejera, del maravilloso almuerzo de hoy en un lugar precioso y de mi entrada... una hoja que rellena con mani, coco rallado finito y tostado, jengibre, echalots, limoncito picado, camarones y salsita. De los rollitos de carne casi transparente rellenos de pera vietnamita, de otra carnita como ahumada metida en un bambucito.
Quisiera hablar del museo etnologico al que fuimos con Iraida, del empe;o que le ha puesto a conocer este pais, de su marivolla calidez.
Quisiera escribir. Pero la verdad es que prefiero pararme temprano, ir a una ultima manana de mercado antes de volar a Malasia.
Extranare este lugar, querre volver.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Ha Noi desde la cocina


Hay barreras, ciertamente, y el idioma es una... pero se diluye rapidito a punto de sabores. Con un dibujito y una sonrisa casiiiiii que se arregla todo. Y si no se compone, pues la alegria de estar con el hijo, Rodrigo en este caso, que viene de Australia a cocinar conmigo, remienda cualquier entuerto.
Ayer me di cuenta que en dos dias, casi tres, solo me entere que llovio por una gotera en la cocina. Algun lugar de China se vino abajo, el mundo se sacudio con la explosion en Nairobi y apenas nos enteramos pues estabamos en esta historia de hacer arepas y cachapas, aguita de sapo y calalu, asado negro y chocolate, tostones y casabitos con reina pepia, todo a lo que uno apela con tal  de traerles la casa a los latinos, porque cuando uno cocina en estas latitudes, mas que venezolano uno cocina para calentarle el alma a Latinoamerica de punta punta, y asi lo sentimos con los salvadorenos, mexicanos, colombianos, nicaraguenses, uruguayos, brasilenos, y hasta decir que los africanos y los propios asiaticos que en nuestros sabores reconocen, quiza sin saberlo, la herencia plural que nos dejaron. Y si,,,hasta los italianos amigos del embajador por estos lares, Jorge Rondon y su esposa Iraida que nos han hecho sentir en casa. Y es que cuando uno esta a 17.000 kms de distancia, para no hablar de los dolares, cualquier gesto nos cercanos rapidito. Agradezco a la vida que mis viajes de cocinera siempre me han hecho encontrar gente que ama su pais incondicionalmente, que muestran lo mejor que somos, que llevan palabras de hermandad y orgullo por lo que cada quien ha vivido.
Entre el jet lag y el paso por Kuala Lumpur para dejar encaminada la presentacion de la 8va Semana de Venezuela en Malasia, la verdad es que llegue a Ha Noi mamada. No hay otra palabra. Rodrigo llego y nos fuimos directo a la cocina pero la tarde nos regalo una pateada de calle fabulosa, cenamos en las mil y una calles del hambre que son esta ciudad de 4 o 5 millones de habitantes donde no hay cola pero si un verdor entre lagos que a uno lo maravilla, aparte del escenario, por el solo hecho de estar tan pero tan lejos y haber llegado.
No se ni que contar. Definitivamente hay un tema con la barrera del idioma. Pese a los anos de presencia francesa, pocas de las personas que hemos encontrado hablan frances y mas bien machucan el ingles. Claro, no fuimos, ni iremos a Saigon, ahora Ho CHi Min, pero si nos escaparemos a Halong Bay, al decir, una de las maravillas naturales del mundo.
Rodrigo quiere comer perrito y yo me acuerdo de los mios y digo nanay nanay. Mono ni de vaina, se me arruga el alma, y rata menos porque las comen tanto que seguro que ya no son de campo sino de canerias, aunque debo decir que en el Melia Hanoi, donde cocinamos, no hay NI UNA mosca. Ni una chiripa visible. Solo humedad y calor.
Las vietnamitas son preciosas y menuditas. Uno se va a comprar una camisita y la talla XXl le queda chica. Pero los panuelos de seda son tan divinos como esta comida de calle delicada, que se hace y se come como a 50 cms del piso, en unos banquitos, encuclillao pues.
Me mato un sanduichito de pan crujiete y algo asi como distintos tipos de pates, pepino y tomatito picado. Los fideos de todo tipo, los rollitos delgadisimos de papel de arroz, el hierbero con lo que se come todo. Y soprende el dulzor. Al menos en Hanoi. Picante y dulce todo.
Luego seguire, la cama llama.

martes, 17 de septiembre de 2013

APENAS UN PICANTICO





Una imagen como esta es la que veo desde la ventana de mi cuarto, en el piso 26 del hotel The Prince en Kuala Lumpur. Es de noche y los primeros pisos, la torre tiene 88, me parecen fantasmagoricos, igualitos que en la foto que tome de Wikipedia. En algun momento gran parte de las luces se apagaran y quedaran como unos luceros titilando...luciernagas, quiebraplata como les decia mi papa.
Un guino de luz que he visto las tres ultimas noches pues el cuerpo aun reclama que le haya volteado el dia y la noche. Pero yo, que vivo en un pueblito enano donde la casa mas alta tiene tres pisos, me siento como en mi casa, como si esa visual fuera mi todos los dias y esta ciudad de tantos contrastes mi cotidianidad suprema.
Afortunadamente aun no comienzo a trabajar. He trajinado poco por la cocina cumpliendo con la parte que a muchos cocineros poco nos gusta pues tiene que ver con largas listas de ingredientes y estimaciones que ni el chef Donald Pezar, a cargo de estas cocinas, ni yo, pudimos hacer anticipadamente. Preparando un par de talleres en universidades, organizando los pasapalos de un agasajo.
Asi que he podido ir a los mercados,  desayunar y cenar en la calle, porque con el perdon de mis colegas, no hay comida que me guste mas en esta region del planeta que la callejera. La ataco sin miedo y con el lamento unico de estar sola pues no puedo pedir la docena de platos que me provocan. Estoy esperando con ansias encontrarme con mi hijo Rodrigo para compartir el trabajo y la mesa, previo pago del peaje que siempre me impone como es ir a los lugares mas bizarros a probar platillos que no forman parte de nuestro repertorio cultural. Como esta vez comenzaremos cocinando en Hanoi ya tengo compromiso de cenar serpiente y rata frita, capullos de gusano de seda, grillos rellenos y quien sabe que mas. Solo perritos me negare a comer. Tengo tres en casa y eso de comerme a sus congeneres es mucho con demasiado.
Ademas, aqui me provoca ser vegetariana todo el tiempo pues los vegetales aunque los cocinen siempre estan crujientes y coloridos y hay taaaanta gente comiendo en la calle que la rotacion es alta y todo se ve muy fresco.
Es una pena que no funcione el wi fi ahorita y no pueda bajar las fotos que tome en Jalan Alor, una calle del hambre  que queda muy cerca del hotel.
Llegue temprano y muerta de hambre y no se que me paso que termine comiendo con los ojos. Carritos llenos de mangos tailandeses, de durian que es una fruta deliciosa y apestosa que la comen con guantes, rambutanes, mangostinos, guanabanas a 40 dolares el kilo, asi como lo leen, pinas, cocos, todo tapadito, empacado, aunque este en plena calle.
En muchos carritos la gente trabaja con tapabocas, y los pinchos, pescados y mariscos estan enhielados. Sera que aprenderemos algun dia. Muy raro esto de escribir sin acentos.
Total que pase por cantidad de comederos chinos, algunos reino absoluto del colesterol con grandes trozos de tocineta, jamones fritos y variedad de chicharrones crujiendo bajo el cielo. Luego me toco una retahila de restaurancitos de cocina propia de Malasia, entreverados con otros de cocina tailandesa que ofrecian una especie de engrudo con carne de ranas como la cosa mas normalita del mundo. Me quede extasiada frente a los cangrejos y a unos camacutos que parecen el papa gigante de los que se consiguen por Clarines.
Pero no se que me paso que termine comiendo una ensaladita de mango verde apenas picante, que todavia me arde en el cielo de la boca y en la lengua. No quiero imaginar que me habria pasado si en vez de decir apenas picante le hubiera dicho al mesonero medio picante.
Pero asi me gusta, que me pique y repique, que me arda, que me revuelque los sentidos y que me rete. Igual que me sucede cuando veo a estas senoras con sus burkas impenetrables sentadas ante un plato de conchitas. No me atrevo a quedarme ahi viendolas y menos aun juzgandolas cuando se  tengan que llevar los jugosos bivalvitos a la boca a traves de las rendijas laterales de sus velos.
Me quedan dos dias y medio antes de salir hacia Hanoi. Ahi si que voy directo a la cocina para mostrar en el Melia de esa ciudad los sabores venezolanos. El 28 me devuelvo a Kuala Lumpur a armar hallacas y carabinas, corbullones y mandocas, a gozar con los vuelve a la vida, las arepas y el graten de cachapas, a poner el chocolate como el plato principal  de cada dia, a vermelas con sopotocientos platos para tratar de complacer le memoria afectiva de los venezolanos y latinoamericanos que por aqui viven.
Ahora me voy a dormir, a ver si se me acostumbra el cuerpo.



Les pongo una foto que baje de la pag. de trip advisor mientras logro bajar las mias.

lunes, 9 de septiembre de 2013

COMERSE A VENEZUELA

Que fue una gozadera pues sí. Un trabajón, también. Un país para seguir descubriendo, no faltaba mas.... y sí. No estaban Arianna Artega y Federico Pisani que fueron los inspiradores de esta historia, el menú de su boda que no podía ser otro que recorrer y comernos juntos a Venezuela, pero Juan y yo felicísimos de reproducirlo porque la vida es así y nos tocó compartirlo con la gente del Club Pomar. Fuco, es decir Federico, estaba regresando de su expedición a los fiordos noruegos y el pocotón de gente que quería oir los cuentos de boca de Valentina y yo muerta de la risa, segura de que tanto aforo, que ni Ari ni Fuco cupieron tuvo mucho que ver con el empeño tan reconocido de Valentina de mostraros que somos un país con tanta historia como gente sabrosa.
Y si. Fuimos totalmente honestos de la mano de Maria Isabel Wilson y su equipo de Pomar, gracias a la ayuda de los panas cocinerísmos como Leandro Mora de Táchira, Karla Herrera de Ciudad Bolívar, Alain Minett de allá mismísmo, de mi Aveito Chevrolet que es tan carritosolidario, de los nuevos panas de Tuquesofresquito, noooo dejen y les cuento, somos un país de queso y por eso la risa de esta foto... si dicen que los latinoamericanos somos de maíz, los venezolanos le sumamos el queso y el plátano y qué tal. Somos dulcesalao y sabrositos y todo lo demás.
Y ya va. me muero de sueño y mañana sigo, o pasado, pero el cuento pendiente. 
En la foto, Goyo, somelier de Pomar, Valentina Quintero, yo, Maria Isabel Wilson, Serenella Rosas, Yamely Gimón (atras), Anastasia Maal, Alfredo Socorro y Juan Sará.



Y ENTONCES DON PEDRO


Uno va a un concurso... y se consigue con Don Pedro. En esto que pareciera un afán de acumular kilómetros-cocina, mi esposo Juan Sará y yo apenas habíamos calentado la camita depués de una semana en Caracas, Barquisimeto y La Puerta cuando salimos hacia Maturín para atender una invitación de la revista Menú, que celebró sus tres años con un concurso de cocina.
Fueron tres días intensos con regalos como volver a ver a Yelitza Acosta, amiga y cocinera, y a su familia; escuchar cantar por primera vez en vivo a Angel Raúl Reyes y su Buena V, conocer a un guerrero como Juan Carlos Luces, foto aquí abajito.
No conozco gran cosa de la música de Juan Carlos, confieso, pero me cautivaron sus historia de vida y de circo, su compromiso cuando habló de los músicos en Venezuela, su alegría contagiosa que a veces contradice un destellín de tristeza antigua que creí ver en sus ojos, las ganas de hacer un trabajo profesional. Adoro que la vida me regale estos momentos, quién sabe si lo veré alguna vez más, si oiré otras historia, si compartiremos una mesa, si celebraré su primer menú musical con @Yelicocinera. Me bastó con compartir una larga espera que me dió esperanzas de país por su gente.
El día del concurso, que fue otra larguísima espera, conocí a Pedro Capaz, de Industrias San Pedro, y se me abrió otra esperanza al escucharlo hablar de siembras, de productos nuevos, del sabor de Camucha, de la continuidad de los proyectos que emprendió su padre, Don Pedro.
Este jueves, cuando viaje a cocinar a Malasia y Vietnam, me llevaré unos potes de su pasta de ají dulce y será diferente a las otras veces que la compré, me pareció excelente, pues ahora sé dónde ellos mismos siembran los ajíes, cómo los seleccionan, todos los intentos que han hecho por preservar su perfume.
Puedo decir además, que Pedro hijo, tan ingeniero, se mantuvo sentado sin que se le arrugara ni el traje durante las ocho horas que duró el concurso...toda una jornada laboral, mientras degustábamos lo que cocinaron los ocho cocineros participantes. Ganó una cocinera de Maracaibo, Egeydis Nuñez,  y de eso les cuento en otra oportunidad.
Aquí les dejo el link de Don Pedro:  www.industriasdonpedro.com.
Sigo hacia atrás y estoy entre Barquisimeto y La Puerta. A Barquismeto fui como ponente a hablar del Cacao nuestro de todos los días. Tuve la dicha de compartir una degustación de Chocolates Franceschi y Ron Solera Centenaria con Omar Hoyer, me declaro desde ya su rendida fan; de asistir a una cena preparada por Omar Pereney y Saul Andrés Valdés, su nuevo partner, ver a la chef Elia Nora Rodríguez, otra guerrera indomable que nos llevó a casa de sus primos que tienen una coral maravillosa, la Martín Díaz Peraza, la cual logró que se nos esfumara el cansancio. Bueno, la coral y un cocuy con jengibre y limón preparado por el primo.
Esto de ir y venir por nuestras carreteras es tan agitado como cocinar para un batallón, pero sin mayores quejas y con la ayuda de unos quesitos de tapara llegamos a La Puerta. Ni chance tuvimos de conocer otra cosa que la cocina de Los Molinos de Amadeo.
Tuvimos el tiempo justo para preparar los caracolitos y ayudar al emplatado de todo el mundo.
Nuestro ojo, Alejandra Quero, dejó constancia en estas fotos:
 los caracolitos de San Antonio del Golfo
 Juan Sará y yo
 Néstor Gutierrez, yo, Juan, Cristian Gómez ALes, Teo Zurita, Richard Sosa y Wilfredo Cáceres
 Juevenal rejuvenecido por la sonrisa de Yaya
Elia Nora Rodríguez y yo en Barquisimeto

Les dejo aquí en enlace con la Coral para que compartan lo que yo disfruté:

http://www.youtube.com/watch?v=s9olu5y3rSU

y antes que se me olvide también un video de Buena-V

http://www.youtube.com/watch?v=Iad9WtbJ-w4

Si buscan en Facebook a muchas manos para muchas bocas gozarán la arepita de topocho con frijol guajirero de Ivette Franchi y Néstor Colina, la pisca con funche de papa de Richard Sosa, la truchita salmonada y colorida de Néstor Gutierrez, la gallinita en leche y la cuajada de ajonjolí de Wilfredo Cáceres, el tiramisú de acema y queso de cabra de Sonia Semidey y los postres celestiales de Teo Zurita.