martes, 30 de octubre de 2012

Y POR AHI VIENE LA MUERTE

Hay cocineros y escuelas dando talleres con recetas para la noche de brujas y otros que los critican. Mi hijo el candy man le preparará calaveritas de azúcar a mis dos nietos en Australia y yo, que nunca he ido a México, haré pan de muerto para comerlo con chocolate así sea yo la muerta.... de calorías y calor.
En Río Caribe, mejor dicho, en toda Paria, se venderán flores y velas como nunca y serán unos cuantos los que vengan al pueblo para, junto a la familia, pasar una noche de vigilia con sus muertos.
Las tumbas quedarán  limpias y alumbradas, la gente se reunirá a echar  los cuentos de todo un año y más y en la puerta del cementerio, incluso en el sector que llaman de los ahorcados,  habrá quienes vendan baratijas, hallacas tempraneras, esnobor y empanadas.
El primer año que viví en Paria, en San Juan de las Galdonas, yo tan citadina, que a los 21 años doné lo que de mí quede al instituto anatómico José Izquiero de la UCV, quedé prendada  con esa cotidianidad de la gente con la muerte. La esposa del señor Valentín asustaba a mi hija Fernanda cuando ella, chiquita aún, la veía atareada cosiendo las mortajas y ahí no mas estaba lista la procesión y Ferni pensaba que no iba a dar tiempo de vestir al muerto.
Me aterró el cuento de Nacha, la que hacía encaramos de coco, de cuántas veces prestó la urna que le había regalado un tío. Ya me imaginaba yo que a última hora sacaba del cajón al muerto y lo tiraban así no mas al hueco y no que los deudos simplemente reponían el ataud prestado con otro nuevo cuando consiguieran la platica.
No puedo recordar cuántos entierros he visto pasar por el frente de mi casa desde que vivo aquí. De niños vestidos de angelito, de viejitos a los que nunca conocí, de malandrines que llevan un séquito de otros malandrines doblemente armados, una botella de licor y un pistolón, con los músicos por delante o un equipazo atrás.Un oficio para los músicos, una obligación para el cura, una calle cerrada por los bancos del novenario, una venta mas de café y ron para el bodeguero, un anuncio más para la emisora de radio, todo esto también es la muerte.
Una de las principales actividades de mi amiga Luisa, además de cocinar, es ir a novenarios y velorios para ayudar con su murmullo de rezos a que el muerto descanse en paz. Su vocación solo se la llevará la muerte.
En México preparan urnitas y esqueletos de chocolate, agua de jamaica y de tamarindo, tamalitos de picadillo y auyama en dulce de papelón.
En el estado de Utha (EEUU) sirven unas papas llamadas Papa de Funeral, gratinadas con queso y acompañadas con jamón, ensalada y gelatina. Es lo que llaman un plato para reconfortar el alma.
Seudat havraes la palabra judía para la comida de consuelo, que incluye huevos duros, panes y galletas. Los guisos son comunes a muchas culturas.
Cuando murió mi suegra, mi esposo y nuestros hijos, y algunos otros de los nietos, nos fuimos a una tasquita en Chacao a comer como le gustaba a la Ñeña, todos juntos, abundante, sin falso recato. Fue la mejor manera de recordarla.
Creo que cualquier día de estos, en vez de testamento escribiré el menú póstumo que me gustaría que comieran quienes contribuyan a la vaca para alquilar la ambulancia que seguramente habrá que pagar para que me lleven a la Central. Se puede confiar en la muerte pues siempre vendrá pero no en los presupuestos públicos.

1 comentario:

@freacos dijo...

Saludos Tamara, ciertamente a mi también me llamo la atención esta celebración del Dia de Los Muertos en la zona de Paria y lo referente al protocolo y rituales asociados al velorio y entierro, yo soy zuliano y esas costumbres no se ven por aquellos lados. Aqui el 02 de Noviembre es un día prácticamente feriado,el comercio trabaja mediodía y los cementerios se ven llenos de gente visitando a sus difuntos, pero no en son de tristeza, se ve un ambiente distinto, como de celebración de la vida, es oportunidad para reunir a la familia y amigos en torno en algo que la vida nos ha enseñado que es doloroso y trágico como es la muerte.