domingo, 4 de marzo de 2012

EL GRAN DURIAN

Si Nueva York es la Gran Manzana, Yakarta es el Gran Durian, me dijo Fransisca, así se escribe, Restiawardani, periodista de la revista Now en mi primera entrevista en esta ciudad.
El durian (Durio sp.) es una fruta mas o menos redonda, de buen tamaño, con grandes espinas no tan puyuas, que, como Yakarta, la gente odia o ama. No hay término medio, según la periodista. Olor y sabor pungentes convierten al durian en países como Singapur, donde tantas cosas están prohibidas, en objeto negado en algunos hoteles, en el trasnporte público y en la pancita de mucha gente.
La primera vez que lo probé no supe qué decir. Realmente el olor exploró de manera inédita mis fosas nasales y reptó hasta mi pituitaria de modo casi repugnante pero luego de probar el primer bocado logré no escupirlo y comí incluso pastel y helado de durian. Puedo repetir.
Pero regresemos al simil con Yakarta. Es una ciudad que se ama o se odia, dicen. Que parece que puede tener olores tremendos y es cierto que asusta el basurero que se entanca en muchos de los canales que los holandeses construyeron durante su presencia aquí.
No me he atrevido hasta ahora a comer todo lo que he visto en la calle pero tampoco lo descarto a priori. Hay unos pinchitos de masa de pescado envuelta en hojas de plátano y asadas al carbón, se llaman otak otak que me encantaron sin miedo. Puedo con un preparado de frutas, maní y una salsa llamada ruyak que tiene salsa de pescado, soya, ají y no sé qué mas.
Ayer me tentó una especie de cachapa que asan en las calles sobre un hornito de arcilla con un mini wok encima. Ponen ahí un puñadito de arroz remojado crudo y cuando apenas empieza a cuajar la masa le revuelven un huevo de pato o de gallina, punto de sal, coco tostado y echalots rebanadas y fritas al máximo crujientes. Se llama kerak telor betawi y mas abajito decía asli orang buncit. Aparentemente es un plato típico de los habitantes originarios de Yakarta. No... no lo compré, pero cuando regrese en abril lo haré.
Eso si, la mayor parte de lo que venden en la calle es frito. Estoy segura que pese a las sopitas, al arroz al vapor, los índices de colesterol deben ser fatales.
Yuca frita, buñuelos de todo tipo, pescado, parecen maracuchos, por dios, con el perdón de mi querida Ivette Franchi. Me dejaron picada, por cierto, unas bolitas que me dijeron que eran de harina de arroz, perfectamente redonditas ellas, con un chile verde adentro que debe hacer aullar el alma.
Poco mas puedo decir de la impresión de un primer día en el que viajé en taxi, en unos autobuses organizadísimos que van por carril único, en unas motitos típicas de acá que olvidé como se llaman y de parrillera en moto taxi.
Es una ciudad enorme, creo que sobre los 22 millones, compleja, pobre, rica, con pilas de basura en el centro, mercados por todas partes y una gente cálida, amable, a la que creo que nos parecemos un poco pese a estamos en las antípodas. Que privilegio viajar a explorar estos sabores y contar de los nuestros.

No hay comentarios: