domingo, 8 de abril de 2012

VINOS Y FAMILIA

No sé casi nada sobre los vinos australianos, aparte de que usan sulfitos como conservantes, y que las etiquetas dejan claro que puede haber trazas de huevo o de lácteos, que creo que usan para decantarlos. Parece que eso sucede en muchas partes pero no en todas lo dejan claro.
Mañana salimos de campamento con el nieto Diego Andrés, que acaba de cumplir un mes, y con Arianna de dos. Ya los peroles están en la maleta del carro y conseguimos un campamento que es dog friendly, como dicen por aquí, así que Luna, la perra, va conosotros también. Buscando dónde llegar veo que otros campamentos dicen gay friendly, cero rollos pues con los homosexuales, pero esto de que lo dejen explícito, como es también con el caso de los perros, me deja un cierto vacío en el alma. Tolerancia etiquetada, pero tolerancia después de todo.
Hoy pasé parte de la tarde con Anna, una señora que nació en Hungría pero ahora su pueblo es de Austria o al revés, salí con ella a Fremantle, una pequeña ciudad o suburbio pegado a Perth lleno de cafés, tienditas y donde se erigió la primera prisión local, una especie de pequeña fortaleza redonda donde confinaban a los criminales, fuera por matar cerdos, ser lunáticos, ladrones o asesinos. La comunidad impidió su demolición total y hoy es una atracción turística.
Tuve mi primera tarde de pub y no me dejaron salir con mi cerveza ale a la calle. Sé que los australianos beben mucho pero si uno va por la calle de día parece que no lo hicieran. La mayoría de la gente cumple las normas... y aunque el resto se emborrache, el conductor designado apenas se toma una cervecita por hora, o un vino con la comida, para que en caso de que te paren no le caiga la ley encima, con penas que van desde una multa hasta la suspensión de la licencia o o la cárcel. Hay cientos de parques, y en todos te definen si puedes ir con el perro o no, si lo puedes llevar con correa o suelto, igual con las playas y yo, tan latinoamericana, me sorprendo con las reglas, trato de cumplirlas y al final no me pesan pues veo una comunidad que de alguna manera funciona. No todo es perfecto, cada tanto alguien suelta un fuck off, pero hay cierto respeto que permite la convivencia de muchas culturas. Aquí llegaron los holandeses, portugueses, ingleses, ahora cientos de asiáticos y creo que es una de las comunidades australianas con muchos venezolanos. ya conocí a algunos.
Extraño mi casa y mi desorden y al mismo tiempo quisiera este orden, estas reglas, tanta gente en la calle pendiente de sus niños, tanto columpio, tantas bicicletas, las puertas sin llave, aunque no sea una sociedad perfecta...cuál lo es?
El mejor plato australiano, que en realidad es italiano, o griego, o tailandés, o turco, o inglés, no tiene la multiplicidad o la delicadeza de sabores que reconozco como míos. Pero me encanta el orgullo de los agricultores, del pescadero que se esfuerza por entender que a mí sí me gusta el pescado entero, con cabeza y que quiero que lo abra por el lomo para hacerlo cachicamiao.
No es que me parezca mejor Australia, no es que quiera vivir aquí para siempre, es solo que quisiera lo mejor de todas partes para el lugar que habito, Río Caribe. Es que quisiera que mis hijos pudieran sentir que hasta en ese pequeño pueblo tienen oportunidades reales de crecer y ser sin miedos. Quizá si viviera en Perth como mi hijo Rodrig,o tendría su nostalgia por caerse a palos y cuentos con sus panas y reir en español. No tengo otra nostalgia que la de ver que se me acaban los días y regresaré a ser abuela skype, que no podré compartir el desayuno con Gusa, Diego, Ro y Aríanna, que el pasaje hasta acá es demasiado caro para mís ganas de verlos a cada rato.
Entonces pienso que mañana nos iremos de campamento a Margaret River, que probaremos los vinos de la región, que probaremos sus quesos, que nos bañaremos en el mar helado del océano Indico, que me comeré un típico pastel local con salsa y ketchup y quizá hasta me atreva a desayunar una tostada con espaguetis de lata encima como tanto les gusta a los aussie, y seré una viajera nostágica de estar lejos de mi casa, y nostálgica también de no estar aquí mas tiempo. Que mes y medio es mas de lo que nunca tuve y menos de lo que quiero, que no entiendo el desprecio por los aborígenes locales pero tampoco su comportamiento. Que cada país y es lo  que es y quiero tener de todos lo mejor, como me pasa con la comida. Soy una glotona de afectos, de platos, de familia, de normas, de desorden, de costumbres, de arbitrariedades, de confusiones y claridades. Soy solo una mamá, una abuela, una cocinera, una lectora ansiosa de más mundo.

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