jueves, 12 de mayo de 2011

MERCADO DE CARUPANO EN MAYO


Decía Jorge, mi padre, que a mí me habían comprado en el mercado de Quinta Crespo, y que el raspón que me hizo el forceps en la mejilla era en realidad un sucito que se me había pegado en un guacal.
Así pues comenzó mi vida, en un mercado. Y así continuó, cuando acompañaba a mis padres al mercado de Guaicaipuro de mi niñez y los ayudaba a cargar, o más bien a arrastrar el saco de fique donde iban metiendo la compra.
Calabacines parecidos a pipianes nicaraguenses, acelgas y repollo chino para las pastas, mis odiadas y ahora amadas berenjenas, las frutas, los ajíes picantes sin lo que Jorge no podía vivir, granos y plátanos para mi madre y todos los caprichitos frutales para mí.
Ahora, muchas de las veces que voy al mercado de Carúpano pienso en cuánto le hubiera gustado a mi padre compartir esta etapa de mi vida, entre vegetales y pescados, a la caza de la fruta desconocida, de un cuento, de tantos rastros de vidas que convergen en ese lugar.
Ayer fue miércoles y fui a ver qué había. Poca pesca blanca y mucha bonita y carranchana, jurel, cachorretas. Maraquitas de pimienta de guinea y un patio de frutas que era un bodegón vivo y oloroso.
Se apiñaban en el estrecho pasillo los mararaves o coquitos de la foto. Anones, ciruela extranjera, semeruco, castañas, guayaba, parchita, lechoza, cambures manzanos, gran dios, nísperos, mangos, sarrapia, pomalaca, patilla, naranja dulces y agrias, fresas, tomate de árbol... era un anuncio vivo de la mas apabullante colección primavera-verano, de las mosquitas Drosófila melanogaster, del mayito que hace correr, la lujuria del trópico en todo su esplendor.
Son olores y colores que me elevan aunque no me hacen perdonar la manera poco prolija en la que los productos se manejan.
Amo mi trópico pero lo imagino más espléndido aún con los pescados sobre cajones de hielo molido, los pisos limpios que realcen la belleza de las vendedoras coquetas que se pintan la bembita colorá, se ponen su ramita de ruda en la oreja y le gritan a una...negra, mira este pescao tan fresco que te tengo aquí.

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