martes, 9 de marzo de 2010

MENU PARA VALENTINA

Nunca fui a La Guachafita y tengo tantos anos que no voy a Caruao que ni recuerdo la carretera. Pero cada vez que veo a Valentina tiene un cuento de Caruao, o llega Susana a su casa con un cargamento de te de La Guchafita, o hay una kayak atravesado en la sala porque Ari y Fuco van a visitar a los abuelos y a remontar algun rio por esa costa o que se yo.
He visto varias veces a los abuelos, Tony y Carlota, pero nunca me sente a hablar con ellos.
Sin embargo, cuando Valentina me ha prestado algun libro que paso por las manos de su mama y leo la dedicatoria, o algun papel quedo olvidado dentro, sospecho que seguramente el humor de las Quintero (tampoco conozco a los varones de la casa) tiene que ver mucho con la senora Montiel de los Montiel de Maracaibo. Espero que nada en el mundo, ni siquiera el mayor dolor o la mayor injusticia, la haga perderlo.
Y a que viene este cuento. Pues que justo este fin de semana, despues de dias de angustia, La Guachafita, la casa de la familia Quintero en Caruao por 15 a;os, fue invadida por una poblada, quemadas las plantas, en un acto ilegitimo, producto de la arbitrariedad, de la rabia, de la incompetencia, de la lesitud, de que se yo que, de todo, menos de justicia.
Siento un orgullo inexplicable de ser amiga de Valentina y de Ines Mercedes. Nos une ser mujeres de temple, orgullosamente tarbesianas, decididas, generosas, amorosas, erradas y errabundas. Negociamos antes de gritar. Valentina es ademas ordenada, capaz de levantarse de madrugada no importa lo que hizo la noche anterior, disciplinada y una carcajada en dos piernas.
Cuenta sus debilidades con desparpajo y es echada pa lante de mas. De Ines se todo lo que ha escrito con similar ahinco, disciplina y alegria. Estoy segura que es la risa que le faltaba a la Academia Venezolana de Historia.
Ariannita, la hija de Valen, es como una hermanita en Caracas de mi hija Fernanda.
Escribo todo esto porque no consigo otra manera de decirle a mis amigas cuanto las quiero y cuanto querria cambiar lo que les paso a sus padres.
Se que para algunas cosas el consuelo es tonto y de veras no me gusta. Prefiero pensar que lo que hace Valentina, Ines, Ari, mi hija, nuestras familias, los amigos, tiene basicamente que ver con el amor a este pais en el que siempre cupimos todos y ahora parece que sobraramos demasiados.
Para mis amigas un menu de solidaridad, amor y esperanza con todos los colores del mar y la selva de Paria. Y unas lisitas ahumadas que llegaran oportunamente.

1 comentario:

Ivette Franchi dijo...

Tamara hermosa,

es como lo dices...

Mi sueño hoy se redimensiona simplemente a soñar en un pais donde quepamos todos.