miércoles, 5 de octubre de 2011

DEUDAS DE AGUA

Desde julio no logro parar, entre los hijos y la cocina, De Argelia a  la punta de Araya y de ahí a la de Paria, un paso de centella por Caracas, el Delta del Orinoco y luego el Sur. Extraño cada vez mas a mis perras, mi cama, mi no rutina riocaribera, mi casi olvidada emisora de radio. Me prometo que ni un viaje mas pero mi espíritu andariego no se conforma, las finanzas domésticas tampoco y  la carretera sigue siendo entonces una forma de vida. La lista de Hay Ques se me hace interminable entre una maleta y otra, en una de esas se perdió una tortuguita y Cosmelina ni se dio cuenta y mi libro de Paria es la tesis más eterna.
 A veces sufro de excesos, como el del sábado  pasado que nos llevó a Juan y a mí mas al sur, 200 kms de ida y otros tantos de vuelt, aen una mañana atrasada solo para llegar a El Callao a buscar pan de madama, sugar bombom, cagaleras, en este rastrear incesante de los sabores de la patria, como quizá diría Valentinita. Todo fue por la pasión con la que Johnny Pitter, cocinero profesor del Instituo Gastronómico Cuisine Art de Puerto Ordaz, nos habló de los sabores de su pueblo, el afán de llamar a su madre para que nos recibiera, al tío que vende oro y sabe del recorrido de ciertos platos afrocaribeños, la página de facebook que cuenta maravillosas historias de madamas y madamos. Y ahí fuimos para constatar que es grande el trabajo para que nuestra cocina no siga siendo solo memoria festiva sino el día a día.
Tengo entonces deudas enormes conmigo misma,ir mas al sur, regresar a los caños del Delta del Orinoco, a los morichales de aguas de transparencia cobriza, a los indígenas en miseria, a las manacas que mueren para regarlarnos los palmitos, al dulce de churrucho que nunca antes comí, a mil y un bagres de carnes blancas y dulces, al sancocho de guaraguara y a las costillas de morocoto.
Tengo la enorme deuda de recorrer esas aguas infinitas para llorar en ellas la emoción de un país que no sucumbe, donde hay gente honrada y de humilde orgullo y un océano de verdes.
Y tenía una deuda, que ahora saldo, que era poner la foto de este pudincito de pan del año que le hicimos en julio a Henrique panadero... este fruto que tiene seducido totalmente al chef Sumito.

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