Hace años conocí un periodista británico llamado Clive Bashleigh. Espero que mi memoria no traicione la arquitectura de su nombre ni su nacionalidad. Lo recuerdo elegante, de bigotes tan finos como sus modales. Fue un experto en petróleo y en whisky que nunca pudo entender el rechazo de los sindicalistas petroleros por el Johnny Walker etiqueta roja ni esa manía de arruinar el escocés a punta de hielo de dudosa procedencia y menos aún de agua de coco, leche o cocacola.
En todo caso prefiero pensar que fue su talento para reconocer la calidad lo que guió su gusto hacia el ron venezolano, del cual fue gran catador.
Luego otro amigo, Humberto Márquez, presidente vitalicio del Club del Ron y de los Fumadores, nos invitó a compartir su orgullo por el Ron 1796 de Santa Teresa mientras nos leía poema tras poema hasta que la madrugada, trasnochadísima ella, se iba a dormir.
Cuando Juan y yo nos mudamos a Paria una de nuestras referencias locales fue ron El Muco, que Juan compartió con su amigo del alma, Victor Mandujano, en sus pininos en el periodismo y yo con mis compañeros de la facultad de Ciencias, entre ellos uno al que llamábamos el cumanés.
Descubrimos desde entonces que si a algunos nos hicieron de costillas, barro o polvo, a los orientales los hicieron de caña dulce. Basta probar cómo endulzan el mondongo, las morcillas, el café, o conocer de la pericia de sus destiladores que hicieron de la tafia caribeña un producto excepcional.
No es casual entonces que el primer ron de Venezuela se destilara y añejara precisamente en Carúpano, aunque en un trabajo que leí de una colega se afirma que fue el conde Tovar y Tovar el primer destilador de la bebida en Venezuela, en los valles de Aragua, hacia 1796.
En todo caso, el historiador Carlos Viso dibuja con sus palabras la presencia del ron en la región histórica pariana, desde tiempos de piratas y bucaneros hasta la implantación de la influencia corsa en la economía local, en un hermoso libro que tituló La Epopeya del Ron de Carúpano, publicado por la familia Morrison de Destilería Carúpano.
Carúpano es la puerta de Paria y del Caribe venezolano. El Caribe es una región que ha contribuido de muchas maneras a la cultura universal; no solo con sus escritores, los sones y el guaguancó sino también con el ron.
El ron aparece en el siglo XVII en lugares como Jamaica, Haití y Cuba; aunque la primera referencia es de 1650 en Barbados. Se define técnicamente como una bebida destilada procedente de la fermentación de la melaza de la caña de azúcar (Saccharum officinarum), originaria de Asia.
Cultura Internet de por medio, lo primero es exprimir la caña para sacarle el jugo y la melaza. Fermentación y destilación dan paso al alcohol que rebajado con agua destilada y en algunos casos coloreado con caramelina se convertirá una vez envejecido en ron.
En Venezuela la ley exige un añejamiento mínimo de dos años en barricas de roble para que la bebida se llame así.
Lo que antaño fue trabajo de esclavos, quienes, aunque trabajasen con la caña de azúcar, de vida dulce nada, hoy tiene en Venezuela denominación de origen y busca reconocimiento por su calidad.
Se cuenta que el pirata Francis Drake mató el aburrimiento con tragos de 'tafia' hasta que se diò cuenta de que no sólo había que bebérsela sino que llevarla de un sitio a otro podía ser un negocio lucrativo. Así, los piratas se convirtieron en sus principales comerciantes... no se limitaron a extenderlo por todo el Caribe sino que exportaron a Europa y América.
Ya no nos contentamos con llevar fuera lo mejor. Lo queremos aquí. Igual que buscamos hacer chocolates con nuestro aromático cacao queremos compartir el placer de degustar nuestro mejor ron. Es tiempo de que la excelencia y la calidad de vida sean para nosotros y que nos demos cuenta.
Publicado en Paladares, Arte Gastronómico