jueves, 17 de abril de 2014

FRIJOLITOS, FAMILIA, NAZARENOS





Las dos últimas noches en Río Caribe habían sido de alto volumen, al menos frente a mi casa. De Francisco Céspedes al vallenato mas trancao pasando por los terrores horripilantes de merengues y salsitas que si los cocinara no levantarían ni darían buen sabor a la comida, todo lo contrario. Anoche fue la excepción. De un camión con enormes alto parlantes salía una peculiar melodía sacra mientras que docenas de personas vestidas del color correspondiente acompañaban las imágenes del Nazareno, la Dolorosa y Santa Verónica.
Me cuenta mi amigo Jesús Enrique Méndez, Churri, un artista cultor de la historia de su pueblo, que la imágen del Nazareno y de la Dolorosa llegaron de Sevilla alrededor de 1840. Churri ha trabajado mucho con José Gregorio Valencia, pintor, tallador y escultor, autor de los retablos de la iglesia San Miguel Arcángel de Río Caribe. Los vemos al fondo de la foto que encabeza esta nota.
Del taller de Goyo salió la nueva anda de la Verónica y su talento ha engalanado también la venerada imágen de la Virgen del Valle en Margarita, entre otros trabajos.
Que me perdonen si meto la pata cuando escribo de liturgias y nomenclaturas religiosas. Soy una fiel respetuosa de todos los dioses y diosas, creyente de la libertad de culto, y fervorosa admiradora de la religiosidad sana que expresan diferentes culturas. Me conmueven hasta el último hueso las expresiones de fe de la gente y como crecí tarbesiana, en mi credo de vida figuran la esperanza y la caridad.
En fin, amé con renovada fe y esperanza a este pueblo que sigue cultivando sus tradiciones y que vestidos de nazarenos pagó sus promesas una vez mas.
Luisita Oliveros, cocinera de Río Caribe, preparó para los cargadores arroz blanco, platanitos y raya guisada, pero mi plato favorito de esta época del año son el machucao y las distintas versiones de los mismos frijolitos blancos. Si alguien los quiere probar en Caracas, por ejemplo, Edgardo Morales, chef del Café Casa Veroes en el centro, los servirá mañana viernes santo.
La receta del machucao lleva, chaco (batata), auyama, ocumo blanco, lisa salada, frijolitos blancos de ojito negro, leche de coco y sofrito.
Los frijoles de remojan la víspera y luego se cocinan en leche de coco. Al estar camino a ablandar se les agrega la verdura cortada en cubitos, primero el ocumo y la batata y luego la auyama. Se sazonan con un sofrito de ajo, cebolla, cebollín y ají dulce, pimientita negra y al final se le pone encima la lisa previamente desalada y asada. A mi me gusta ponerles un toque de hojitas de culantro picadas.
En Río Caribe también se hacen tipo sopa y sin la leche de coco. Hay una versión con patitas de cochino y tocino llamada temuere y otra con especias (guayabita y canela).
El piñonate y el dulce de lechoza verde son también sabores de Semana Santa, normalmente en familia, que es como la celebran por acá, las casas abiertas a los hermanos, los sobrinos, los tíos que se fueron y se quedaron fuera pero que regresan en una especie de peregrinación cada fiesta posible a renovar los afectos.