martes, 31 de enero de 2012

TIEMPO DE TAMARINDO

En el mercado de Carúpano aparecieron los tamarindos y las cerecitas. Aún hay lairenes, jobos y castañas. Las mujeres del patio de pescados tienen conchúos de carne amarilla y grasienta, macabí, carites a precio de mero, tajalíes, sardinas, catacos, cachorretas, palagares y un pescadito pequeño que creo que se llama cocoroba, o algo así.
Gozo ir a ese mercado aunque no sea el más pulcro del planeta. Me encanta ver las ristras de morcillas, gordas, como mujeres boterianas, sexys, explotadas de sabor. me seduce la dulce baba del quimbombó que a tantos les da grima, me como un trozo de arepa pelada y me siento como superniña, batichica, la mujer maravilla, llena de sentidos y salud.
Cuando recorro los pasillos me voy preguntando desde dónde llegan esas frutas que antes no ví, las hojas de guadén y de menta, las bayas de pimienta de guinea, el jengibre alcanforado, los mapueyes, los tomates, las zanahorias. La respuesta puede ser desde ahí mismito, de las montañas de Maturincito, o de los Andes, y me veo despertándome a las dos de la mañana para llegar a las puertas del mercado al mismo tiempo que los camiones cargados que a diario unos, semanalmente otros, van llegando a su destino.
Es hora de choferes, de vendedores de café en termo, de putas trasnochadas, de consumidores de cualquier droga, de borrachos, caleteros, de hombres y mujeres que madrugan y trabajan de buena fe.
Llegan Moncho y Nelly con sus perniles deliciosos y la masa para sus arepas crujientes. Se esconden las ratas y ratones y me parece recordar que nunca he visto un perro dentro del mercado. Me siento como un tamarindo, a veces dulce, a veces ácida, según como me traten.
Es mi pequeño gran mundo de al menos una vez por semana, donde camino como si no existiera el tiempo. Comprar, cocinar, comer. Tanta gente en los campos, en los caminos, en los llanos, en el mar y las montañas para que yo pueda hacerlo. Y todavía no son suficientes.

domingo, 8 de enero de 2012

DESPUES CARACAS

La Navidad me regaló varios libros de Doris Lessing, a  una sueca extraordinaria llamada Asa Larsson que me dejó sin aliento con su libro Aurora Boreal, un viaje al medio oriente de la mano del bicireportero y amigo Raphael Krafft, el Estambul de Orhan Pamuk, la Venezuela de Simón Alberto Consalvi y el libro amarillo de don Armando Scannone.
Me regaló también el fin de año la peor cena que he cocinado en mi vida y el agradecimiento a las burbujas de un cava español que me permitieron olvidarla. Me regaló una especie de anestesia que me tiene aquì sentada en un domingo blanco con Soui a mis pies, celebradìsima porque ayer nos advirtiò del ladròn que entrò en casa, anestesiada decìa, sin querer formularme propòsitos aùn para el nuevo año.
Me gustaría, si, hacer un curso de panadería y otro de chocolatería, terminar mi eterno libro, viajar a otros países y por Venezuela, ser una voz activa que proteste, que exija, que reconforte, que acompañe, que se indigne y que pelee por las cosas que cree.
Me gustaría también sembrar, cosechar y procesar algùn alimento, tener un cachorro nuevo, estar en Perth cuando nazca mi nuevo nieto o nieta y regresar a cocinar a Indonesia.
Me gustaría que mas personas en el mundo pudièramos comer. Mejor si comemos mejor... pero que al menos haya comida para compartir y agua potable para beber. Como siempre, me gustarìan demasiadas cosas y por eso no me atrevo a listarlas.
Después Caracas es el título de un libro de José Balza que había comprado hace un año y que acabo de terminar. Caracas suele ser mi comienzo y mi fin, la ciudad en la que nacì, un tránsito, una perturbación. Me gustó el libro.





A COMENZAR DE NUEVO

Escribì esto finalizando diciembre y por alguna razòn no lo publiquè....
No es que un año sea realmente comenzar de nuevo pero si hay un deseo un poco intangible hoy para mi de poder retomar lo pendiente...yo practicante devota del hayqueismo. Tengo tantos hay ques que podrìa sentirme abrumada pero para nada quiero. Mas bien agradecer que este año y mis esfuerzos, el de Juan, el de mis hijos y mis afectos nos hayan permitido alegrarnos por lo logrado y pensar que seguimos teniendo sueños personales, sueños de país, lugares por vistar,sabores que descifrar y compartir, trabajo por delante gracias al de atràs, perros que criar, naturaleza para maravillarnos y libros que leer, entre tantas cosas.
No logrè escribir todas las semanas y quedan en mis pendientescontar de  un viaje a Aroa, el encuentro con la gente de su ateneo, los conmovedores quesos de cabra ahumados de Eutimio Martìn....porque sus quesos son tan ricos que le mueven a uno el piso... el compromiso de Tobìas Salazar y su familia, ese verdor hùmedo de un pueblo del que solo sabìa de sus minas de cobre que sirvieron paradòjicamente para alearse en armas de guerra y en la estatua de la libertad que tanto significa para muchas personas.
Regresé de ese viaje de noviembre con la vida cargada de asombro por el sentir de los productores de làcteos, endulzada de mieles que producen abejas viajeras, abrumada por el discurso del señor Betancourt, felìz con un frasquito de bicuyes y con la solidaridad de Juan Alonso Molina.
Fue tambièn felìz el encuentro con Irina Pedroso en su restaurante Amapola y rico, como siempre, cocinar en Caracas nuestros platos parianos con la compañìa de los vinos de Tamayo y de la gente de Ron Carùpano que me regalò una botella hermosa de su ron Legendario con mi nombre y todo.... hicimos un brindis chiquitito y la guardamos para cuando nazca el nuevo o la nueva nieta.
De vuelta a casa, sin Gala, la vida se me ha hecho un tris triste. Pensaba que la muerte era para mì algo natural pero extraño a Gala a diario, aunque me da mucha risa que ahora que ella no està, Soui, su hermana perruna, tiene un celo insòlito... serà que le buscamos novio? Cuando estaba Gala sus celos eran distintos...ah...decìamos todos que Gala como que era gay y los celos de las perras los resolvìan entre ellas....
en fin.
Nos hemos dedicado a rellenas patos, a cocinarnos la navidad, a batallar con las goteras que nos regala la lluvia, yo a leer a Doris Lessing y a pensar que mientras siga siendo hayqueista y esperanzada todo estarà bien.