domingo, 21 de agosto de 2011

PANES

Hoy no tengo humor para nada. El domingo se me instaló con una nube de desespero y tristeza y apenas logré arrastrarme hasta la TV y enchufarme unas cuantas pelis. Una que me encantó, Las invasiones Bárbaras, una que no me importó y ni recuerdo el nombre y Días de Poder,  imposible de terminar de ver de tan mala, que me excuse el señor Chalbaud.
Pero vayamos al cuento. Hace casi un mes que gozo con la visita de los hijos, la nieta, los nuevos amigos....
Con Enrique, o será Henrique, Ramírez, maestro panadero, su esposa Omaira, Andrés y Daniela fuimos el jueves pasado a Irapa y Guiria en busca de panes. En la panadería de Olegario, frente a la antigua bomba San José en Irapa, conocimos a esta niña preciosa de la foto, que a sus nueve años  aprendía con toda seriedad a hacer cestitas de plátano y cambur.
Algo así le debe haber pasado a Olegario, que muchachito aún aprendió el oficio de la señora Gertrudis Lafont, quien, según dice todo el mundo, hacía unas meriendas fabulosas pues además de buena mano tenía buen corazón y no escatimaba en usar buenos ingredientes.
Mis encuentros con Olegario han sido siempre algo complicados, pues como él mismo dice es muy resbaloso y no le gusta que le quiten su precioso tiempo, que comparte, supongo, entre el trabajo y sus gallos de pelea.
Me conmovió esta vez ver a sus tres sobrinitos tan serios y empeñados, pasando sus mañanas de vacaciones rellenando y dandole formas a los sobres de piña, los paté cocó, los pavos, serruchos, ponquecitos de guayaba y todas esas meriendas con nombres en patuá como bofló, panepis, gató, gatomí, gatotán.
Nuestro maestro panadero invitado, es decir el señor Ramírez, tomó fotos, probó los dulces, preguntó, se asombró, gozó y con la promesa de un regreso mas tarde accedió a montarse en el carro de nuevo para seguir hacia Guiria. Antes pasamos por la casa de las hermanas Ayas para concertar una visita en la tarde.
Seguimos hacia Guiria. En Campo Claro un letrero enorme anunciaba la venta de galetas, que son parecidas a unas arepas de trigo, favoritas mías cuando las amasan con leche de coco y que van cambiando de nombre según sean fritas, flotas, horneadas, becas, o asadas que son las galetas. Parada en casa de Rosa Bosch al llegar a Guiria y de ahí al mercado donde compramos curry, harina panadera, cebollín de charlotas y un palo de maví.

Luego caminamos bajo un sol realmente inclemente hasta el negocio de la china y nos tomamos un refresco de maví, que se prepara con corteza de mabí, de guayacán, conchas de naranja, guadén, jengibre y papelón. Almorzamos en el rincón criollo tarkarí de pollo y bola de plátano, bagre amarillo y carite. Todavía tuvimos pancita para comernos una mazamorra y comprar mas meriendas en Guiria y pasar volando casi por el puerto. En Irapa tuvimos un cierre perfecto visitando a Alicia Ayas, antigua cocinera del profesor José Rafael Lovera y cofundadora del Cega.
Henrique y yo nos comprometitmos a hacer un pequeño libro con algunas recetas de panes orientales y solo por eso escribo hoy, para recordarme que no puede haber tristeza ni hastío y menos un fastidio tan incómodamente instalado cuando tengo en manos dos bellas promesas...el libro y un viaje desde este jueves hasta el promontorio de Paria.